Su nombre resuena con fuerza en el ámbito financiero gracias a Fisher Investments, una de las gestoras de activos más importantes a nivel mundial. Sin embargo, lo que realmente capta la atención no es su éxito profesional, sino su estilo de vida austero y sus reflexiones sobre el dinero y la herencia.
Fisher, a diferencia de muchos de sus contemporáneos, ha optado por mantener una conexión con las raíces que lo forjaron. Un ejemplo de ello es su fiel Volvo de 25 años, que todavía conduce con orgullo. Este vehículo, resistente al paso del tiempo, simboliza mucha más durabilidad mecánica; representa su filosofía de vida basada en la simplicidad y el pragmatismo.
3Un enfoque minimalista con impacto global.
El viejo Volvo de Fisher, con sus 25 años de historias acumuladas, no es un simple coche. Es un símbolo de resistencia, tanto mecánico como filosófico. «Podría vivir en una casa en un árbol», bromea Fisher, dejando claro que su felicidad no depende de los lujos materiales. En una era donde los yates y los jets privados son vistos como la norma entre los ultrarricos, su actitud es refrescante.
Fisher, al igual que Warren Buffett, valora las cosas simples de la vida. Mientras Buffett pasó décadas en la misma casa modesta en Omaha, Fisher disfruta de placeres como «pasar tiempo en una tienda bajo la lluvia». Estas decisiones, que podrían parecer incongruentes con sus cuentas bancarias, subrayan un mensaje poderoso: el dinero, aunque útil, no define la vida.