Con la llegada del invierno y las nevadas, es habitual ver a las quitanieves trabajando incansablemente para mantener las carreteras transitables. Pero, ¿alguna vez te has preguntado por qué se echa sal? La respuesta está en la ciencia y la economía, que se combinan para garantizar que los desplazamientos invernales sean lo más seguros posible.
La nieve y el hielo son enemigos de la conducción segura. Y aquí es donde entra en juego la sal. Al esparcirse sobre ambos, reduce el punto de congelación del agua, impidiendo que solidifique y ayudando a derretir la capa ya formada. El proceso es una herramienta vital para mantener las carreteras seguras en invierno.
3Limitaciones y desventajas de su uso
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Aunque es una herramienta muy poderosa para combatir el hielo en las carreteras, la sal no está exenta de limitaciones. Su efectividad disminuye considerablemente cuando las temperaturas bajan de -10 ºC, pues no puede seguir reduciendo el punto de congelación del agua a temperaturas extremadamente bajas.
Además, su uso excesivo puede impactar en el medioambiente. La sal puede infiltrarse en el suelo y las fuentes de agua, afectando la vegetación y la fauna local. También puede acelerar la corrosión de los vehículos y las infraestructuras, lo que a largo plazo puede resultar en costos adicionales de mantenimiento y reparación.