Por mucho que nos lo cuelen «hasta en la sopa», el salto al coche eléctrico no es viable para todo el mundo. Ni mucho menos. Los precios son muy elevados, las ayudas del Plan Moves llegan tarde y hay que declararlas, y además hay que contar con la infraestructura de recarga o la posibilidad de instalar un enchufe en casa, que también habrá que pagar.
Al final, si tenemos en cuenta todo, la suma acaba siendo muy superior al presupuesto del bolsillo medio de los conductores, lo que nos conducirá a un mundo cada vez más desigual. Los ricos serán afortunados por poder permitirse dar el salto, pero la mayoría de mortales ni podrá oler su nuevo eléctrico. Parece que, a menos que pasen años y años y se democraticen los precios, este escollo puede ser insalvable… ¿o no?
3Una producción más barata para el eléctrico chino
Desde el inicio de la popularización de los coches eléctricos China inició la estrategia de hacer modelos asequibles, evitando los segmentos premium. Este gesto ha sido clave para lograr una cuota de mercado de vehículos eléctricos en China muy alta, comparándola con otros países. Hay un elemento en el que consiguen reducir mucho los costes es en la producción… y es el de las baterías, que siempre constituye uno de los componentes más caros de un coche eléctrico.
Sin embargo, con la intención de apostar por la conquista del mercado español, los coches chinos ya no son tan baratos. Sí que tienen precios algo menores a los modelos europeos, pero la intención de las marcas es sacudirse de encima ese clásico sambenito de «baratos» (con las connotaciones negativas de seguridad y fallos que tiene asociada esa etiqueta). Ahora elaboran modelos más acordes al gusto de los conductores europeos.