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Estrena moto, se estrella a 200 km/h y le echa la culpa a su GoPro

Llevar una cámara deportiva cuando vas en moto puede ser una experiencia emocionante. Permite capturar rutas inolvidables y también servir de testigo en caso de accidente. Sin embargo, también puede convertirse en un arma de doble filo, como le ocurrió a Samuel Callaway, un motorista británico de 33 años que terminó siendo condenado tras un accidente. Su propia GoPro fue la prueba clave que lo incriminó.

El incidente tuvo lugar el 7 de agosto en una carretera costera. Callaway, con su Honda CB750 Hornet de 92 CV, disfrutaba de la velocidad y, tras adelantar a un coche, alcanzó los 188 km/h. Pero a escasos metros, un Toyota Aygo salía de un parking. A esa velocidad, la visión periférica del motorista se redujo drásticamente debido al efecto túnel, un fenómeno que impide detectar detalles cruciales del entorno. El resultado fue un impacto devastador.

Las imágenes de la GoPro del motociclista resultó ser la prueba definitiva en su contra

El choque fue inevitable. Callaway frenó, pero la distancia no era suficiente para detener la moto. Saló despedido, sufriendo fracturas en 24 huesos y quedando con secuelas permanentes. Su recuperación fue larga y dolorosa, pasando siete meses sin salir de casa y perdiendo la movilidad total de su mano derecha. Mientras tanto, la investigación del accidente avanzaba y su propia grabación resultó ser la prueba definitiva en su contra.

El juicio, celebrado en 2025, determinó su responsabilidad en el accidente. A pesar de que el conductor del coche no tenía seguro ni había pagado los impuestos correspondientes, el tribunal consideró que la imprudencia del motorista fue determinante. La velocidad extrema y la falta de atención al entorno hicieron que Callaway fuera condenado a siete meses sin carnet, una multa de 300 euros y el pago de los costos judiciales.

Las GoPro pueden ayudar o perjudicar al conductor

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El caso ha servido de advertencia pública. Las imágenes de la GoPro fueron utilizadas por la fiscalía para ilustrar lo que no se debe hacer en la carretera. Las cámaras deportivas pueden ser aliadas o enemigas, dependiendo del comportamiento del conductor. En este caso, el dispositivo que podría haber servido para demostrar una injusticia terminó siendo la prueba irrefutable de una imprudencia.

Este episodio refuerza la importancia de conducir con prudencia. La velocidad puede ser tentadora, pero sus riesgos son reales y, como muestra esta historia, pueden cambiar una vida para siempre. Grabar el viaje, en este caso con una cámara pequeña, no solo implica registrar paisajes, sino también nuestras propias acciones. Y, como en el caso de Callaway, esas imágenes pueden ser el testigo más contundente en un tribunal.