La policía valenciana está enfrentando un desafío sin precedentes: un grupo de motoristas que, con temerarias maniobras y velocidad extrema, están causando estragos en las calles. Lo que podría parecer una escena sacada de una película de acción se ha convertido en una preocupación diaria para las autoridades locales, quienes luchan por mantener el orden mientras intentan capturar a estos modernos ‘Ghost Riders’.
2La cultura del ‘motovlogging’: entre la fama y la ilegalidad
Una de las claves del impacto mediático de estos motoristas es el ‘motovlogging’. Muchos de estos infractores graban sus escapadas con cámaras tipo GoPro instaladas en sus cascos o motos y luego publican los videos en redes sociales como Instagram, TikTok o YouTube. La adrenalina y el peligro que transmiten estos clips atraen a miles de seguidores, lo que genera un efecto de imitación y glorificación de estas conductas.
Pero el problema va más allá de las persecuciones. Al publicitar sus acciones, estos motoristas están desafiando abiertamente a las autoridades, convirtiendo sus actos en un espectáculo que inspira a otros a unirse. Las redes sociales se vuelven así una herramienta tanto de reclutamiento como de provocación, lo que amplifica el problema y complica el trabajo de la policía.
