Cualquiera diría que una de las actividades más cotidianas como escuchar música en un espacio privado como es tu coche puede acarrear una multa… y no precisamente baja. «Súbeme ese temazo que me vengo arriba», «dale más caña que me motivo» u otras frases varias que todos hemos pronunciado, aderezados por los acordes de una de nuestras canciones favoritas, tiene ahora un precio para la DGT, que cifra los decibelios extra en el vehículo, sin exagerar, entre los 100 y hasta los 3.000 euros según el nivel de ruido y contaminación acústica que se pueda llegar a alcanzar. Sí, una multa de 3000 euros.
Desde el sentido común, el volumen extremadamente alto es una cuestión vinculada a la molestia que puede causar en los viandantes, pero también a los propios conductores, a los que supone una distracción fatal en muchos casos todos los años.
1¿Qué recomienda la DGT?
La Dirección General de Tráfico sostiene que es mejor usar «un volumen moderado» y da tres recomendaciones explícitas para guiar a los conductores en una acústica saludable, que implique menos riesgos, también para el bolsillo. Ha de ser, en primer lugar, una música que «no adormezca», pero también que «no fomente una actitud defensiva o agresiva» y, ante todo, que «no distraiga la atención» de la conducción. Y es que llevar la música muy alta supone un riesgo que la DGT quiere recalcar de esta forma, recordando que es posible que el conductor no escuche lo que ocurre fuera del vehículo, lo que afecta puramente a la conducción y debe llegar al oído sin ruido mediante que lo distorsione.