Las plazas de aparcamiento reservadas para personas con movilidad reducida (PMR) no son un lujo, son una necesidad imprescindible para garantizar su movilidad y autonomía. Sin embargo, muchos conductores siguen ignorando su finalidad y deciden estacionar en ellas sin autorización. ¿El resultado? Una multa que no solo te dolerá en el bolsillo, sino que también refleja una grave falta de civismo. Si alguna vez has pensado en aparcar en una de estas plazas “solo por unos minutos”, sigue leyendo: podrías reconsiderarlo.
6Más que una norma, un gesto de respeto
Respetar las plazas PMR va más allá de cumplir con la ley. Es una cuestión de civismo, empatía y compromiso con una sociedad inclusiva. Si alguna vez te has sentido frustrado porque alguien ocupó tu plaza de aparcamiento o te obstaculizó, reflexiona sobre lo que supone para quienes tienen movilidad reducida enfrentarse a esta situación a diario.
Así que ya lo sabes: deja esas plazas libres para quienes realmente las necesitan. No solo evitarás una multa considerable, sino que contribuirás a un entorno más solidario y respetuoso. Tu conciencia (y tu cartera) te lo agradecerán.