El Impuesto sobre Vehículos de Tracción Mecánica (IVTM), comúnmente conocido como Impuesto de Circulación, es una carga fiscal obligatoria aplicada a todos los vehículos motorizados en territorio español, permitiendo su circulación por las vías públicas. Aunque familiar para muchos, su funcionamiento y variabilidad según el municipio pueden ser aspectos menos conocidos para algunos contribuyentes.
La mayoría de los propietarios españoles optan por domiciliar este impuesto, permitiendo su pago automático sin intervención manual. Sin embargo, algunos prefieren abonarlo físicamente en instituciones bancarias. Independientemente del método de pago, su obligatoriedad es innegable, aunque su costo puede fluctuar considerablemente según la localidad.
2Una carga fiscal municipal
La disparidad en los costos entre los diferentes municipios españoles es un fenómeno que puede resultar sorprendente para muchos propietarios de vehículos. Este impuesto, también conocido como impuesto sobre vehículos de tracción mecánica (IVTM), varía significativamente de un municipio a otro en España. Según datos proporcionados por Automovilistas Europeos Asociados (AEA), se observa una amplia gama de tarifas, desde municipios que ofrecen tasas más asequibles hasta otros que imponen cargas más pesadas a los propietarios.
Esta disparidad puede deberse a una serie de factores, incluyendo las políticas fiscales locales, las necesidades de financiación de cada municipio y las características demográficas y económicas de su población. Por ejemplo, ciudades con una mayor demanda de servicios públicos, como infraestructuras de transporte o mantenimiento de carreteras, pueden establecer tarifas más altas para cubrir estos gastos adicionales.