En la mayoría de zonas de España no estamos acostumbrados a lidiar con la nieve. A muchas personas les hace ilusión la llegada de una nevada, pero cuando se trata de conducir sobre ella, este tipo de precipitación no es tan bien recibida. Salvo en zonas de montaña que son muy propensas a la nieve, lo normal es que los conductores españoles no estén muy preparados para conducir sobre nieve o hielo.
En otros países esta forma de precipitación es más que habitual y el uso de neumáticos de invierno o de ruedas con clavos es muy popular. Por ejemplo, en los países nórdicos, muchos conductores utilizan las ruedas con clavos para enfrentarse a los días más fríos. Pero esto neumáticos solo son válidos para condiciones muy extremas, y por eso no están permitido en todos los países.
2Cómo es un neumático de clavos
Los neumáticos de clavos se diferencian fácilmente del resto de ruedas. Si los observas te darás cuenta rápidamente de que no estás ante un neumático normal. En su superficie podrás observar una serie puntas metálicas. Por norma general hay entre 60 y 130 clavos insertados en la banda de rodadura, permitiendo una mejor adherencia en superficies heladas.
Están diseñados para usarse en carreteras heladas, donde dan un mejor resultado que los neumáticos de invierno o las cadenas. Pero si se quisieran usar exclusivamente para nieve, no serían la elección más eficaz. Estas ruedas están diseñadas para rodar en hielo, en nieve muy compacta. Los llamados clavos son aleaciones de metal, carbono y wolframio recubiertos de acero. Esta composición los hace muy resistentes a la fricción. Suelen sobresalir 1,5 milímetros de la superficie de la rueda, aunque hay países que permiten que sobresalgan hasta 4 mm.