En el año 2007, Nissan sorprende a todo el mundo con la llegada de su nuevo Nissan GT-R, un deportivo que aterriza en nuestro mercado un par de años más tarde. Semejante máquina llama la atención desde el minuto uno por sus prestaciones y por su comportamiento dinámico, muy por encima de un vehículo de su precio, pues cuando llega a los concesionarios lo hace por debajo de los 100.000 euros.
Intentarán bajar de los 7 minutos
Tal es el revuelo que despierta este nuevo Nissan GT-R que le vale para heredar apodos de todo tipo y para ser el vehículo ideal para batirse en duelo con deportivos que duplican o triplican su factura de compra. El Nissan GT-R se erige como el «rey del ring» y se hace con el récord de vuelta rápida en el Infierno Verde de Nürburgring para un vehículo de calle con un tiempo de 7:08,679 minutos. Nissan ha ido evolucionando a esta bestia y también ha lanzado versiones como el Nissan GT-R Nismo, para quienes desean utilizarlo a un uso más intensivo. También lo ha empleado en competición y tras un largo tiempo en el mercado ha decidido que era el momento de renovarlo.
Para el ojo inexperto puede que parezca el mismo de antes, pero Nissan ha rediseñado su parrilla frontal, con el característico diseño V-motion de la firma nipona. No sólo es imagen de marca, sino que ayuda a mejorar su aerodinámica (se conecta con el capó) y también incrementa su capacidad de refrigeración, que aumenta en un 20%. Pilar C, paragolpes, taloneras, llantas RAYS de 20 pulgadas… Todo se ha rediseñado para ofrecer mayor «downforce» a altas velocidades, es decir, donde más cómodo se siente el Nissan GT-R. Es más, ahora existe la opción de poder equipar un alerón de fibra de carbono por 4.000 euros extra, mientras que los Track Edition pueden sumar además la tapa de maletero en carbono junto con este alerón por 5.500 euros.
20 caballos más que antes
Pero la firma nipona ha intentado domesticar a esta fiera para darle una dinámica de Gran Turismo. Y no nos referimos al videojuego donde se hizo famoso el Nissan GT-R. Se incrementan los materiales insonorizantes, se se hacen más rígidos los pilares A y también la luna delantera es más gruesa para que nos llegue menos sonido de su motor. Se consigue, pero ese corazón fabricado artesanalmente y ensamblado por un Takumi desde la primera y hasta la última pieza, se hace notar. A velocidades constantes de unos 130 km/h la rumorosidad que viene del motor 3.8 V6 Biturbo que gira a 2.700 rpm es algo elevada, pero no incomoda al pasaje. Y para filtrar aún más este sonido, Nissan lo equipa ahora con un sistema de cancelación activa del sonido por medio de los altavoces. Decir que aunque se considera un cuatro plazas, los asientos traseros son testimoniales y sólo aptos para niños.
La calidad interior también mejora, sobre todo cuando hablamos de las versiones Black Edition, pues equipan asientos Recaro tapizados en nappa semi-anilina que se pueden solicitar en cuatro tonos diferentes (estos son opcionales en los GT-R «básicos» por 6.000 euros). Este material también se emplea en el salpicadero, puertas… Así se mejora su calidad interior, donde también encontramos una consola central fabricada en fibra de carbono y un nuevo sistema de infoentretenimiento que es de nueva factura. La pantalla es de 8 pulgadas y el número de botones físicos pasa de 27 a sólo 11, por lo que es más sencillo interactuar con ella. Además ahora hay un nuevo mando central para controlar su sistema multimedia. No podía faltar claro está su completo sistema de telemetría.
Nuevo también es su volante, el cual ahora tiene las levas solidarias con él y no van fijas en la columna de dirección como sucedía antes. Para gustos los colores, pero yo personalmente prefiero las de magnesio de antes, entre otras cosas porque ahora son de plástico. Si es verdad que gracias a su rápida dirección apenas es necesario cruzar las manos, pero la palanca selectora del cambio del Nissan GT-R carece de una posición secuencial.
Diferentes «set-up»
Bajo esa pantalla se siguen situando tres botones que permiten variar la gestión del propulsor, la suspensión o los asistentes a la conducción. Cada uno de ellos tienen tres posiciones diferentes que pueden hacer de este Nissan GT-R un «gran turismo» confortable o una verdadera máquina con la que devorar curvas, dentro o fuera de los circuitos.
Alemania fue el país elegido para conducirlo por primera vez. Las famosas Autobanh fueron escenario de lo que es capaz de hacer este Nissan GT-R, un deportivo capaz de alcanzar los 315 km/h. Ahora bien, a este ritmo elevado, su consumo medio ronda los 20 l/100 km, y si circulamos por ciudad echaremos en falta el Start-Stop, pues aunque es un deportivo con 570 CV, hay muchos competidores suyos que ya utilizan este sistema para ahorrar algunas décimas.
Pero el viaje por carretera finalizaba en Bélgica, y más concretamente en el circuito de Spa Francorchamps. Allí es donde el Nissan GT-R se muestra más agusto y donde puedes extraer todo cuanto da este deportivo. Empuja de manera soberbia, no obstante acelera de 0 a 100 km/h en sólo 2,8 segundos gracias a su función launch control. Pero aunque este deportivo pesa 1.827 kilos en orden de marcha, tiene un paso por curva verdaderamente efectivo, gracias a sus suspensiones Bilstein DampTronic y a su sofisticado sistema de tracción a las cuatro ruedas que es capaz de enviar sus 570 CV al eje trasero o repartirlo a partes iguales. Curiosidad es que sus transmisiones y caja de cambio siguen transmitiendo ese sonido metálico casi de carreras al habitáculo, aunque sus ingenieros han trabajado para minimizar esos «ruidos». La dirección, aunque algo suave, te permite enlazar curvas y curvas, sobre todo la mítica Eau Rouge, la cual es capaz de coronar por encima de los 180 km/h. Frena de maravilla, pero la opción de un equipo de frenos carbocerámicos no estaría de más en este deportivo, pero hay que conformarse con los frenos de serie firmados por Brembo. Y aunque ahora todos los Nissan GT-R equipan el sistema de escape de titanio con el que se ahorra peso (el que pierde lo gana en insonorización quedando como antes), su sonido no es bonito ni contundente, aunque ahora ese sonido se potencia por medio de sus altavoces firmados por Bose.
A ritmo de carreras, los 75 litros que caben en su depósito sólo nos permiten rodar 12 vueltas en Spa Francorchamps (o lo que es lo mismo, unos 85 kilómetros, que se traducen en unos 88 l/100 km), pero son más que suficientes para darte cuenta, que aunque lo han intentado «dulcificar», el Nissan GT-R sigue siendo una verdadera bestia.