Aparcar el coche parece sencillo, pero en la práctica es una de esas maniobras que requieren un alto nivel de atención y cuidado. Al aparcar en línea, en batería o en ángulo, el momento en que apagamos el motor y nos vamos, podríamos haber cometido un error que causa mucho daño: dejar las ruedas giradas. A continuación, te explicamos por qué esto puede convertirse en un dolor de cabeza para ti y para tu bolsillo.
1Evita golpes inesperados en calles estrechas, protege la suspensión y el sistema hidráulico.
Cuando dejas las ruedas giradas, estas sobresalen de la carrocería, quedando expuestos a posibles golpes de otros vehículos. En calles estrechas, esto puede resultar en que las llantas o el sistema de dirección de tu coche reciban un impacto indeseado. El hecho de estacionar en un lugar ajustado aumenta este riesgo y, aunque solo sea una roca, puede desgastar o deformar tus neumáticos, dañando incluso componentes más sensibles del sistema de dirección.
Al dejar las ruedas en posición recta, no solo evitas golpes, sino que también libras a tu sistema de suspensión y de dirección de un estrés adicional. Mantener las ruedas giradas cuando el coche está estacionado genera tensión en estos sistemas, aumentando el desgaste y reduciendo su vida útil. Arrancar el coche con las ruedas en esa posición complica además el movimiento inicial, lo que puede generar problemas en los amortiguadores y hasta en el circuito hidráulico.