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El motivo para jamás aparcar con las ruedas giradas

Aparcar el coche parece sencillo, pero en la práctica es una de esas maniobras que requieren un alto nivel de atención y cuidado. Al aparcar en línea, en batería o en ángulo, el momento en que apagamos el motor y nos vamos, podríamos haber cometido un error que causa mucho daño: dejar las ruedas giradas. A continuación, te explicamos por qué esto puede convertirse en un dolor de cabeza para ti y para tu bolsillo.

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La excepción en pendientes: Seguridad adicional con ruedas giradas

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Una forma sencilla de asegurarte de que las ruedas están rectas es girar el volante hacia un lado y luego hacia el otro con suavidad, asegurándote de que el logotipo de la marca del volante esté en la posición correcta, en su centro natural. Este pequeño gesto no solo te ahorra tiempo, sino también sorpresas desagradables en términos de mantenimiento. Este hábito se convierte rápidamente en una rutina que te evita problemas y costes en el futuro.

Aunque estas recomendaciones son aplicables en la mayoría de los casos, si estás estacionando en una pendiente, se recomienda dejar las ruedas giradas hacia el bordillo. Esto puede evitar que el coche se deslice en caso de que el freno de mano falle. Acompañar esta maniobra con la primera marcha (o la marcha atrás si vas cuesta abajo) añade un bloque extra de seguridad. En una pendiente, girar las ruedas hacia el bordillo significa que, si el coche llegara a moverse, se frenaría al tocar el bordillo, protegiéndote de un accidente inesperado.

Prestar atención a la posición de las ruedas al aparcar puede parecer un detalle insignificante, pero su impacto en la vida útil del coche y en tu seguridad es indiscutible. Mantener las ruedas alineadas no solo evita riesgos físicos, sino que también reduce el desgaste de los componentes clave, ahorrándote costosas visitas al taller.

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