Llegan los días de invierno y con ellos, el drama automovilístico que muchos temen: intentar arrancar el coche y descubrir que no responde. Si has estacionado en la calle durante una noche gélida, la escena puede ser más que familiar. Pero, ¿por qué sucede esto? ¿Qué es lo que hace que nuestro vehículo, habitualmente confiable, nos falla justo cuando más lo necesitamos? La respuesta está en los estragos que el frío puede causar en componentes esenciales del automóvil.
3El alternador y su función vital
El alternador, responsable de recargar la batería transformando la energía mecánica en eléctrica, también puede jugarte una mala pasada. Si el coche no arranca pero la batería parece estar en buen estado, este componente podría ser el origen del problema. Un alternador defectuoso deja a la batería sin capacidad de recuperación, agravando aún más la situación durante el invierno.
Si tu coche es de gasolina, las bujías son otro punto crítico. Cargadas de generar la chispa para la combustión, pueden fallar más frecuentemente con el frío. Para los diésel, los calentadores cumplen con un papel similar, ayudando a calentar el combustible. En temperaturas bajo cero, los calentadores pueden tardar más en alcanzar la temperatura necesaria, lo que dificulta el arranque.
Aunque los coches híbridos y eléctricos son menos propensos a estos problemas, no están exentos. Sus baterías también pueden sufrir en invierno, especialmente si no están correctamente mantenidas. Sin embargo, tienen una ventaja significativa: el motor eléctrico, que generalmente inicia el sistema, no necesita alcanzar una temperatura óptima para funcionar.
