La marca alemana completa su gama X con el Grandland, el SUV medio que se une al Crossland X y el Mokka X para conformar una completa familia crossover, la carrocería de moda. «Es lo que demandan los clientes», nos decía Enrico de Lorenzi, director general de Opel y no se puede ir contra el mercado. De Lorenzi era aún más tajante: «el segmento SUV supone un 30 por ciento del mercado total, pero si las marcas no apoyáramos, con descuentos, publicidad o promociones a otro tipo de coches, posiblemente aún se venderían mucho más SUV».
Tendencia imparable o no, lo que está claro es que quien no ofrezca una oferta de SU V y crossover en su gama no lo va a pasar bien. Y Opel subsana ese hueco con el nuevo Grandland X, que se suma a los mencionados Crossland X y Mokka X y se va a convertir junto al Insignia en los dos modelos de mayor empaque de la marca alemana.
El Grandland X se presentará oficialmente en el Salón de Fráncfort de septiembre, pero ya hemos podido verlo en directo en Zaragoza. Con 4,46 metros de longitud, se sitúa en el corazón del segmento; dispuesto a rivalizar con los líderes: Nissan Qashqai, Hyundai Tucson, Kia Sportage, Seat Ateca o el Peugeot 3008, el modelo del que deriva este Grandland X, con el que comparte plataforma y motores.
Interior amplio y de calidad
Hemos descubierto un interior amplio y de calidad, con el estilo y el diseño de los últimos productos de Opel, una tendencia iniciada con la nueva generación del Astra y que tiene continuidad en el nuevo Insginia. Y el Granland X mantiene el diseño horizontal, con la instrumentación orientada hacia el conductor y una economía de botones y mandos en el salpicadero que hacia mucho no era característica de Opel. Aunque partan de la misma base, sobre la misma plataforma, nada nos recuerda en el interior al Peugeot 3008, el ?gemelo? del Grandland X.
El espacio interior está muy bien aprovechado, con buenas cotas de anchura y altura en las plazas traseras, donde es de agraceder la casi total ausencia de túnel de transmisión. También es destacable la capacidad del maletero -se puede abrir pasando el pie por debajo-, con 514 litros de partida y que puede crecer hasta los 1.652 litros abatiendo los respaldos de los asientos traseros. Eso le permite competir con los familiares o las berlinas clásicas en capacidad; y de esta manera convertirse en el primer coche de la familia. Los asientos, como es norma en Opel, están certificados por AGR, organismo alemán que cuida de la espalda y podrán contar, cuando se opte por el tapizado en cuero, con calefacción y ventilación en los delanteros y con calefacción los traseros; una novedad en este modelo.
Donde Opel no se va a dejar nada en el tintero es en el tema de la tecnología. El Grandland X contará con los más avanzados sistemas, como el Control de Crucero Adaptativo con detección de peatones y frenado automático de emergencia, la Alerta de Somnolencia del Conductor, el Asistente Avanzado de Aparcamiento y la Cámara de visión 360°. De serie, en todas las versiones se ofrecerá el asistente de cambio de carril o el detector de señales de tráfico. Y la dinámica de conducción también será un elemento importante. La ligereza -solo pesa 1.300 kilos- será uno de los puntos clave para conseguir un comportamiento a la altura de lo que ofrece la marca alemana habitualmente. Y aunque no contará con variantes de tracción total, el Grandland X sí ofrecerá en opción un control selectivo de tracción -el Grip Control del Peugeot 3008- con cinco modos de conducción.
Dos motores en el lanzamiento
También aparecen en su gama de equipamientos dispositivos clásicos en la marca alemana, como el sistema de iluminación inteligente AFL, el Opel OnStar, con nuevas funciones como la búsqueda de hoteles o de plazas de aparcamiento o la última generación de sistemas multimedia Intellilink, para conectar y gestionar el contenido de tu smartphone, tanto a través de Apple CarPlay como de Android Auto. Y para hacerlo, ofrece pantallas táctiles de 7 y 8 pulgadas.
La gama de motores, en el lanzamiento -a partir de octubre- contará con dos versiones, ambas de origen PSA, pero afinados por Opel. Se trata del 1.2 Turbo de tres cilindros y 130 caballos que se ofrece con cambio manual de 6 velocidades . Y en diésel habrá un 1.6 con 120 caballos y posibilidad de cambio manual de 6 velocidades o automático, de convertidor de par y también con 6 relaciones. Más adelante, en 2018, crecerá la gama con nuevas variantes mecánicas, aunque los responsables de la marca alemana no dieron más pistas sobre el origen de estas motorizaciones.
A partir del 5 de julio se abren los pedidos del nuevo modelo, aunque su llegada al mercado no será hasta octubre. Y ya conocemos el precio de partida; la versión Selective, con motor 1.2 Turbo de 130 caballos partirá de los 25.100 euros. Un precio superior al del mercado alemán, donde el Grandland X costará 23.700 euros en la versión de entrada. Y también superior al que ofrece el Peugeot 3008 en España, pues la versión de acceso del SUV francés también cuesta 23.700 euros.