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¿Conoces el origen de los coches eléctricos? Hay que remontarse siglos atrás

Aunque hoy en día estén más presentes que nunca en nuestras carreteras, los orígenes de los coches eléctricos se remontan a principios del siglo XIX, cuando la electricidad comenzó a ser objeto de estudio y experimentación en diversos campos científicos. Aunque la idea de los vehículos eléctricos puede parecer moderna, la verdad es que su concepto básico tiene raíces históricas profundas que se entrelazan con los avances en la tecnología y la comprensión de la electricidad.

Un motor de 1800

Uno de los primeros precursores de los coches eléctricos fue el inventor húngaro Ányos Jedlik, quien construyó un pequeño modelo de automóvil propulsado por un motor eléctrico en 1828. Sin embargo, su invento pasó en gran medida desapercibido en ese momento, ya que la tecnología eléctrica aún estaba en sus etapas iniciales de desarrollo.

A medida que avanzaba el siglo XIX, la investigación en torno a la electricidad se intensificó, y varios inventores comenzaron a explorar las posibilidades de utilizar la electricidad como fuente de energía para los vehículos. Uno de los hitos más significativos en este sentido fue alcanzado por Thomas Davenport, un inventor estadounidense, quien construyó un pequeño automóvil eléctrico en 1834. Este vehículo utilizaba baterías no recargables y se convirtió en un precursor fundamental de los coches eléctricos modernos.

La batería recargable de Gaston Planté

Conforme llegaban las décadas posteriores, la tecnología eléctrica continuó desarrollándose, y la invención de la batería recargable fue un paso crucial. Fue el químico francés Gaston Planté quien en 1859 desarrolló la primera batería recargable de plomo-ácido, conocida como la batería de Plante. Esta batería allanó el camino para el uso práctico de la energía eléctrica en los vehículos, ya que permitía almacenar y recargar la electricidad de manera eficiente.

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El verdadero impulso hacia la popularización de los coches eléctricos se produjo a fines del siglo XIX y principios del siglo XX. En 1889, el inventor británico Thomas Parker construyó un tranvía eléctrico en Londres que funcionaba con baterías recargables, marcando así uno de los primeros usos comerciales de la tecnología de vehículos eléctricos. Este evento fue seguido por la presentación del primer automóvil eléctrico comercialmente disponible en los Estados Unidos en 1890, creado por William Morrison.

Edison lo cambia todo

Sin embargo, el gran impulso para los coches eléctricos llegó con la invención del automóvil eléctrico por parte de Thomas Edison. Aunque Edison es más conocido por su invención de la bombilla eléctrica, también tenía un interés profundo en los vehículos eléctricos. En 1912, Edison presentó un automóvil eléctrico con una batería novedosa llamada batería alcalina de níquel-hierro. Esta batería tenía una mayor duración y era más duradera que las baterías de plomo-ácido convencionales, lo que mejoró significativamente el rendimiento de los vehículos eléctricos.

Durante este período, los coches eléctricos comenzaron a ganar popularidad, especialmente entre las clases acomodadas que buscaban una alternativa limpia y silenciosa a los ruidosos y contaminantes automóviles de gasolina. Sin embargo, la producción masiva de vehículos de combustión interna y la facilidad de acceso al petróleo hicieron que los automóviles de gasolina fueran más asequibles y, por ende, más populares para la mayoría de la población.

A lo largo del siglo XX, los coches eléctricos experimentaron altibajos en términos de popularidad y desarrollo tecnológico. Durante las crisis energéticas de la década de 1970, hubo un breve resurgimiento del interés en los vehículos eléctricos debido a la necesidad de reducir la dependencia del petróleo. Sin embargo, este interés disminuyó nuevamente cuando los precios del petróleo se estabilizaron.

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La alternativa en el siglo XXI

Fue a fines del siglo XX y principios del siglo XXI cuando los coches eléctricos comenzaron a resurgir como una alternativa viable y sostenible a los vehículos de combustión interna. Los avances tecnológicos en las baterías, el interés renovado en la sostenibilidad y la preocupación por las emisiones de gases de efecto invernadero contribuyeron al renacer de la industria de los coches eléctricos.

El año 1996 marcó un hito importante con el lanzamiento del automóvil eléctrico General Motors EV1. Fue uno de los primeros intentos significativos de un fabricante de automóviles tradicional por producir un vehículo eléctrico para el mercado de masas. Sin embargo, el EV1 fue retirado del mercado en 2003, lo que generó controversias y críticas.

A pesar de este revés, otros fabricantes de automóviles continuaron investigando y desarrollando tecnologías de vehículos eléctricos. En 2008, Tesla Motors lanzó su primer automóvil, el Tesla Roadster, que utilizaba tecnología de baterías de ion de litio y tenía un alcance significativamente mayor que los modelos anteriores. El éxito del Roadster allanó el camino para la producción de modelos más accesibles y populares, como el Tesla Model S y el Model 3.

La conciencia ambiental y la urgencia de abordar el cambio climático también jugaron un papel crucial en el resurgimiento de los coches eléctricos. Los gobiernos de todo el mundo comenzaron a implementar políticas y programas para fomentar la adopción de vehículos eléctricos, como incentivos fiscales, estaciones de carga y restricciones a los vehículos con emisiones elevadas.

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En la última década, la industria de los coches eléctricos ha experimentado un crecimiento significativo. Numerosos fabricantes de automóviles tradicionales han anunciado planes ambiciosos para electrificar sus flotas, y nuevas empresas emergentes han ingresado al mercado con propuestas innovadoras. La tecnología de baterías ha mejorado drásticamente, aumentando la autonomía de los vehículos y reduciendo los costos de producción.

Además, el impulso hacia la movilidad sostenible ha llevado al desarrollo de infraestructuras de carga más avanzadas y a la creación de normativas más estrictas en relación con las emisiones de vehículos. Estos factores han contribuido a la creciente aceptación de los coches eléctricos en la sociedad y han impulsado una transición hacia un transporte más limpio y sostenible.

En conclusión, los orígenes de los coches eléctricos se remontan a los albores de la tecnología eléctrica en el siglo XIX. Aunque los primeros intentos fueron modestos y pasaron desapercibidos en comparación con los automóviles de combustión interna, la persistencia de los inventores y los avances tecnológicos a lo largo de los años han llevado a la actual revolución de los vehículos eléctricos. Con el crecimiento continuo de la conciencia ambiental y los esfuerzos para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, es probable que los coches eléctricos desempeñen un papel aún más destacado en el futuro del transporte.