En Paiporta, el cierre de octubre quedó marcado por el caos: la DANA arrasó vidas, viviendas, negocios y calles, convirtiendo el municipio en un lodazal literal y político. Para «mostrar apoyo», Sus Majestades los Reyes y Pedro Sánchez acudieron al terreno de la devastación, donde la ciudadanía no escondió su frustración. Entre barro y piedras lanzadas al aire —con más puntería simbólica que literal— quedó claro que los vecinos esperaban soluciones, no un desfile de protocolo.
5Cañas y Barro: Indignación
Paiporta, una localidad que luchaba por recuperarse del desastre, se convirtió en el escenario de una tormenta social. Los vecinos, cansados de esperar ayudas que llegaban tarde y mal, no se contuvieron. Entre gritos y lanzamientos de barro, quedó claro que no querían ser un «decorado» para discursos vacíos.
«Más vale prevenir que curar», pero la gestión de la DANA pareció fallar en ambas etapas, dejando a Paiporta en el abandono antes y después de la tragedia. El mensaje ciudadano fue rotundo: menos discursos y coches blindados, y más acción en las calles llenas de lodo.
¿Ironía? Quizás. Pero sobre todo, una lección de que, en tiempos de crisis, el barro no solo ensucia los zapatos; También mancha las intenciones cuando estas no vienen acompañadas de soluciones reales.
