El impuesto de circulación –Impuesto sobre Vehículos de Tracción Mecánica (IVTM)– se paga cada año y es una tasa que acompaña al vehículo a lo largo de toda su vida útil. Genera en torno a 3.800 millones de euros a las arcas municipales y tiene una tarifa mínima en todos los territorios (a excepción del País Vasco y Navarra).
Pagar este gravamen, conocido popularmente como ‘numerito’, es indispensable para circular con el coche desde hace décadas en nuestro país. Se abona en función de la potencia fiscal del vehículo, en el caso de los turismos; de la cilindrada, en el de las motos, y del peso y número de asientos, en el caso de los camiones y autobuses, respectivamente. Y hay que pagarlo en el municipio en el que el vehículo tenga su dirección fiscal, que debe coincidir con la localidad en la que esté empadronado su titular.
La ley permite a los ayuntamientos incrementar las cuotas a pagar, de forma que, en algunas capitales de provincia españolas, se llega a doblar la tarifa mínima (esto ocurre en 12 de las 52 capitales). Y la norma también permite bonificar la cuota hasta el 75% en función del carburante y las características de los motores, e incluso exonenar del pago a los coches históricos y de más de 25 años. De este modo, se pueden crear grandes diferencias en el pago del impuesto de circulación por el mismo vehículo dependiendo del lugar en el que esté censado, lo que convierte a algunos pueblos y capitales de provincia en auténticos paraísos fiscales.
37 pueblos concentran el 40% del parque
Según los datos de AEA, siete pequeños ayuntamientos matriculan cerca del 40% del total de coches de empresa de toda España por su privilegiado tratamiento fiscal. Colmenar de Arroyo, Robledo de Chavela Moralzarzal, Venturada, Las Rozas de Puerto Real y Brunete, en Madrid; y Rajadell, en Barcelona -con una población de entre 500 y 14.000 habitantes- concentran la matriculación del 37,5% del total de coches de empresa. Es decir, 159.811 turismos sobre un total nacional de 425.020 unidades, señala AEA.
Por ejemplo, en Colmenar de Arroyo o Robledo de Chavela, en la Comunidad de Madrid, el IVTM es hasta siete veces más barato que en la capital. En Cataluña se paga hasta ocho veces más en Barcelona que en localidades como Rajadell o Aguilar de Segarra. También es sorprendente el caso de CastielFabib, un municipio valenciano que triplicó el número de vehículos de empresa matriculados en 2020, pasando de 768 a 2.688.
AEA recoge un listado de 25 ayuntamientos en los que el número de vehículos de nueva matriculación superan al número de habitantes censados, llegándose a alcanzar índices de motorización muy superiores a las de EE.UU. o Japón, como en el municipio madrileño de Las Rozas de Puerto Real, con 555 habitantes, en el que el pasado año se matricularon 36 vehículos por habitante.