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El parking del LIDL que nada tiene que envidiar a Goodwood


Los amantes de los coches clásicos suelen buscar eventos especializados, como el famoso Festival de la Velocidad de Goodwood, para admirar verdaderas joyas sobre ruedas. Sin embargo, una curiosa escena compartida en redes sociales ha demostrado que, a veces, los mejores espectáculos automovilísticos pueden aparecer en los lugares más inesperados.

Esto fue lo que sucedió en el parking de un supermercado Lidl, donde varios clásicos se reunieron casualmente, sorprendiendo a los aficionados y captando la atención de miles de internautas. Lo que hace especial esta escena no es solo la calidad de los coches presentes, sino el contexto en el que se encontraron semejantes vehículos.

El parking de Lidl convertido en Goodwood

El parking de Lidl convertido en Goodwood

Uno de los modelos que destacó en este improvisado «salón del automóvil» fue un Renault R25 V6. Este sedán de lujo, considerado uno de los mejores de su época, representó la cúspide del diseño y la tecnología francesa en los años 80. Con su motor V6, el R25 ofrecía un equilibrio perfecto entre rendimiento y confort, convirtiéndose en un referente de la alta gama europea.

A pocos metros del Renault, otro clásico robó miradas: un Opel Kadett pintado en un llamativo color naranja. Este modelo, símbolo de la robustez alemana, fue un vehículo popular durante los años 70, destacando por su diseño simple pero funcional. El estado impecable de este Kadett demuestra el cuidado de su propietario, quien ha logrado preservar una pieza clave de la historia automovilística europea.

Otro vehículo que podrías ver en Goodwood, pero descansa en Lidl

Otro vehículo que podrías ver en Goodwood, pero descansa en Lidl

Cerrando este trío de estrellas automotrices, un Fiat 132 completó el espectáculo en el parking. Este sedán italiano, producido entre los años 70 y 80, ofrecía un diseño elegante y motores potentes, convirtiéndose en un modelo apreciado tanto en Europa como en mercados internacionales. La presencia de este Fiat entre los otros clásicos realzó la diversidad cultural de esta particular exhibición.

Aunque Goodwood sigue siendo la meca de los entusiastas del motor, momentos como este demuestran que no hace falta viajar a un festival prestigioso para disfrutar de la belleza de los automóviles clásicos. A veces, basta con estar en el lugar adecuado, en el momento justo, para presenciar cómo el pasado cobra vida, incluso en un sencillo parking de supermercado.