A primera vista, puede parecer un gesto absurdo e innecesario anunciar a alguien que no pasa la lengua por el volante de su coche. Después de todo, ¿quién lo haría? Sin embargo, este provocador titular destaca una realidad que muchos desconocen. Y aunque probablemente no vayas a lamer el volante, es casi seguro que lo tocas todos los días, a menudo sin pensar en lo que podrías estar transfiriendo a tus manos, rostro y, por ende, a tu salud.
2De la cabina del coche a tu organismo
Las bacterias que se acumulan en el volante no son meros pasajeros inofensivos. Al contrario, pueden representar un riesgo significativo para la salud. Sin una limpieza regular y adecuada, estas bacterias pueden multiplicarse sin control, y al tocar el volante, estas pueden transferirse a tus manos y de allí a tu boca, nariz u ojos, abriendo la puerta a una serie de enfermedades.
Entre las posibles afecciones, las más comunes son las infecciones gastrointestinales, que pueden manifestarse en forma de diarrea, vómitos o dolores abdominales. Estas infecciones son a menudo el resultado de la ingestión accidental de bacterias que han contaminado las manos y luego los alimentos. Asimismo, al tocarse la cara después de conducir, estas bacterias pueden entrar en las vías respiratorias, provocando resfriados, gripes o incluso neumonía en casos más graves. Y no olvidemos las posibles infecciones cutáneas, especialmente si tienes cortes o abrasiones en las manos que pueden servir como puerta de entrada para estos microorganismos.
