comscore

La hora de piratear coches ha comenzado

La industria automotriz ha experimentado una transformación considerable en los últimos años, especialmente con la incorporación de nuevas tecnologías y la digitalización de los vehículos. Sin embargo, estas innovaciones también han traído consigo desafíos y controversias, como es el caso de los sistemas de pago por suscripción para funcionalidades específicas en los coches. Recientemente, BMW se ha convertido en el centro de un debate encendido al intentar cobrar una suscripción mensual por utilizar características que ya están físicamente presentes en sus vehículos. Esta práctica ha generado un rechazo generalizado y ha llevado a algunos a cuestionar la ética detrás de estas decisiones empresariales.

1
¿Pagar por algo que ya está en tu coche?

Todo comenzó en 2022, cuando BMW intentó cobrar 17 euros al mes por el uso de los asientos calefactados en algunos de sus modelos. La idea no fue bien recibida, y la marca se vio obligada a recular ante la presión de los consumidores. Sin embargo, lejos de abandonar la estrategia, BMW ha vuelto a intentarlo, esta vez con los amortiguadores adaptativos del nuevo BMW M5. Los conductores ahora se enfrentan a la posibilidad de tener que pagar una tarifa mensual para activar una función que, técnicamente, ya está en su coche desde el momento en que lo compraron.

Esta situación ha desatado una nueva ola de críticas, ya que muchos consideran injusto tener que pagar por algo que ya debería estar incluido en el precio de compra del vehículo. El problema radica en que, aunque el coche venga equipado con los amortiguadores adaptativos, estos no estarán activos a menos que el propietario pague una suscripción mensual o un pago único para desbloquear la función de manera permanente. Esta estrategia, conocida como «Suspension as a Service» (Suspensión como Servicio), ha sido fuertemente criticada por defensores de los derechos del consumidor, como Louis Rossmann, un activista conocido por su lucha por el derecho a reparar.

Espalda