Entre otras muchas maneras, podemos definir el Porsche 906 como el último modelo Porsche puramente de competición matriculable para su uso legal en vías públicas. Y es que la distinción entre los prototipos de carreras y los modelos deportivos de calle no es algo que siempre haya existido, sino una evolución lógica en la historia del automóvil.
El caso es que el Porsche 906 Carrera 6 fue el sucesor del exitoso 904 GTS, rediseñado casi por completo con respecto a aquel, con su desarrollo supervisado estrictamente por el propio Ferdinand Piëch en el departamento experimental de la fábrica. Recordemos que el 904 está aún vagamente emparentado con el motor de cuatro cilindros del 356, mientras que el Porsche 906 fue el primer coche de carreras basado en el entonces nuevo seis cilindros desarrollado para el 911.
Como era habitual en la época, el Porsche 906 contaba con un chasis tubular muy ligero y de notable rigidez, propulsado por un motor Carrera de seis cilindros y 213 CV, todo ello revestido por una carrocería de fibra de vidrio. Con un peso total de sólo 560 kilos, su buena relación peso/potencia fue clave en su éxito en competición.
Se produjeron 65 ejemplares del Porsche 906 Carrera 6, de los cuales 52 tenían motor de 2,0 litros. Durante 1966, el año de su debut, los Porsche 906 lograron victorias en la Targa Florio y el Gran Premio de París, además de copar desde la cuarta a la séptima posiciones en Le Mans, o las victorias en su categoría en Daytona, Sebring, Spa y Monza.
La historia en competición del Porsche 906 127
El Porsche 906 con número de chasis 906-127 que protagoniza nuestra historia de hoy salió de fábrica pintado en el clásico Signal Red (el icónico Guards Red no aparecería hasta 1974), calzado con neumáticos de carreras Dunlop antes de ser entregado en marzo de 1966 a Josef “Sepp” Greger, piloto oficial y dueño de un concesionario Volkswagen-Porsche con sede en Múnich que compitió con éxito con ambas marcas.
Ese mismo año, Sepp ganó el Campeonato Europeo de Montaña de 2 litros con este Porsche 906, registrando 10 victorias y un segundo puesto en las 14 subidas de aquella temporada. Tras varias victorias en temporadas sucesivas y el reemplazo de su motor por otro original, fue vendido al piloto Kurt Hild, también muniqués, quien lo empleó durante las temporadas de 1969 y 1970. Posteriormente pasó a manos de otro piloto, Manfred Pade, de Dusseldorf, quien también corrió con él durante 1971 y 1972, y entre ambas temporadas su carrocería fue convertida en spyder, asemejándose al Porsche 917 PA.
En 1973, otro piloto alemán, Herbert Adamczyk adquirió el 906-127 de manos de Pade y lo llevó a Macao, donde todavía con su carrocería spyder, compitió con el propio Acamcyzk y Jim Sweeney al volante. Durante este período, también se utilizó ocasionalmente en carretera por las carreteras de la isla, ya que el vehículo estaba (y está) legalmente matriculado para usarse por vías públicas.
Durante toda su vida como coche de carreras, este Porsche 906 participó en alrededor de 80 eventos, logró más victorias en su categoría que casi cualquier otro 906 y atesora, por tanto, un palmarés realmente interesante que añade más valor al que ya de por sí tiene el vehículo como tal.
Una segunda vida para este Porsche 906
Desde Macao, en 1978 el Porsche 906 viajaría al sur de California de la mano de su nuevo propietario, Bob Garretson, y a partir de aquí se suceden diversos coleccionistas privados. La historia del vehículo está fabulosamente documentada. Se sabe que entre finales de los 70 y principios de los 80 el coche fue desmontado para ser restaurado, si bien hasta 2003 no se acometería una verdadera restauración, absolutamente imprescindible en un vehículo tan “trillado” como éste.
De la mano de su entonces propietario, Jean Goutal, de la ciudad de Nueva York, el Porsche 906-127 es puesto en manos del especialista en Porsche de carreras Kevin Jeanette, dueño de Gunnar Racing, quien durante un período de tres años se esmeró en devolver el coche, en gran medida, a su configuración original, lo que incluye tanto su configuración mecánica como estética, empleando una sección de cola original de fábrica para la carrocería, así como paneles recreados con fibra de vidrio moldeada para la ocasión en el resto de la carrocería.
Como parte de este trabajo, al Porsche 906 Carrera 6 se le dotó de un motor original con su correspondiente caja de cambios de magnesio, y sólo algunos componentes concretos, como el depósito de combustible, se recrearon nuevos desde cero por cuestiones de seguridad.
El trabajo fue tan esmerado que el propio Sepp Greger asesoró en vivo a los restauradores, ayudándoles a perfilar numerosos detalles, como la reinstalación de los pedales perforados que, según comentó jocosamente el propio Sepp, se habían aligerado de este modo, si bien a nadie se le ocurrió recoger las virutas, por lo que el peso supuestamente ganado seguía aún dentro del vehículo.
El Porsche 906 127 renace en el nuevo siglo
Completada la magistral restauración, Jean Goutal exhibió el Porsche 906 en la Rennsport Reunion de Daytona de 2007, ganando el primer premio de su categoría, y en el concurso de elegancia de Amelia Island de 2009, donde el coche recibió el Premio al mejor Porsche. En 2010, el conocido piloto inglés de carreras clásicas James Lindsay adquirió el Porsche 906-127, lo preparó para su uso en pista y lo condujo en las 6 Horas de Spa de 2011. Posteriormente, el Carrera 6 se vendió en 2012 a un nuevo dueño en Albany, Nueva York, de quien lo adquirió el actual propietario.
Y ahora viene lo peor: en la actualidad, el Porsche 906 127 está equipado con un motor de alto rendimiento construido en 2012 por el taller 901 de Stuart, Florida. Con una cilindrada subida a 2,3 litros y alimentado por carburadores Weber, este “moderno” motor desarrolla 231 CV y 239 Nm, y promete una gran fiabilidad para que su nuevo propietario pueda disfrutar del Porsche 906 127 en todo tipo de eventos y carreras clásicas.
El vehículo, en su actual configuración y en impecable estado, ha sido pilotado en Road Atlanta y Laguna Seca, además de haber sido disfrutado en dos rallys de larga duración a través de las Montañas Rocosas. Además, el automóvil cuenta con un intercomunicador en la cabina, que permite también escuchar música mediante Bluetooth, y no falta tampoco un sistema de refrigeración del habitáculo.
Y si, como nosotros, piensas que instalar un motor nuevo y un aire acondicionado en este Porsche 906 es, por decirlo suavemente, una dudosa idea, no te preocupes porque el motor original montado tras la restauración se entrega también en un soporte ad hoc junto con el vehículo.
Además del motor, el coche va acompañado de un impresionante archivo histórico que incluye numerosas fotografías de época, innumerable documentación original, fotografías de la restauración y descripciones detalladas del proceso. También se incluye con el coche el volante original Momo Monza adquirido por Manfred Pade e instalado durante su propiedad.Con todo ello, el vehículo saldrá a subasta el próximo viernes 1 de marzo en Miami de la mano de RM Sotheby’s, y se espera que su precio se sitúe entre 1.650.000 y 2.050.000 euros.
No es fácil saber si realmente se logrará una cifra así, ya que su producción fue escasa y, además, como ocurre con los coches de competición, son pocas las unidades supervivientes. Dicho esto, sí es cierto que durante la última década se han subastado varias unidades, y el valor de los mejores ejemplares ha rondado los dos millones de euros. Así que pese a que no se encuentre ni cerca de su configuración original, quién sabe…