Porsche valora de manera vital la privacidad de sus clientes y ha tomado medidas significativas para protegerla. El fabricante de vehículos deportivos ha establecido un Centro de Privacidad en su portal My Porsche, que proporciona a los usuarios un lugar centralizado y de fácil acceso para administrar sus preferencias de privacidad en relación con los datos que comparten con la empresa.
Porsche garantiza que el cliente tenga el control
En la era digital, la privacidad de los datos es de suma importancia, y Porsche se compromete a garantizar que sus clientes tengan el control total sobre qué información comparten y con qué propósito. A través del Centro de Privacidad, los clientes de Porsche pueden especificar qué datos desean compartir, con qué finalidad y cómo la empresa puede utilizar esos datos. Esto asegura que los clientes tengan una experiencia digital personalizada y segura, al tiempo que protege su privacidad y sus preferencias.
Esta iniciativa demuestra el compromiso de Porsche con la privacidad de sus clientes y su enfoque en proporcionar servicios digitales que respeten la confidencialidad de los datos personales.
“Cuando se trata de privacidad, nuestros clientes esperan información clara y legible. El Centro de Privacidad del portal My Porsche permite consultar los datos y dar el consentimiento necesario, todo ello de manera sencilla”, afirma Robert Ader, Director de Marketing de Porsche.
Transparencia total
Christian Völkel, Director de Privacidad añade que “este centro proporciona transparencia sobre los datos compartidos. Es el siguiente paso coherente en la implementación de nuestra política de privacidad, que forma parte de la estrategia de la empresa para 2030”.
Porsche estructura las aprobaciones de datos de sus clientes de manera específica y transparente en tres categorías: mejora del producto, ayuda individual a clientes nuevos y existentes, e intercambio de datos con proveedores externos.
El fabricante alemán de vehículos deportivos utiliza datos para el desarrollo y la optimización de funciones y servicios, así como para mejorar los modelos de su gama. Por ejemplo, basándose en datos utilizables del sistema Porsche Communication Management (PCM), Porsche es capaz de perfeccionar la estructura de menús del PCM.
Los datos de los coches electrificados
La mayor facilidad de uso beneficia a todos los conductores de la marca. Otro ejemplo tiene que ver con los datos de carga de los vehículos electrificados, que no solo se emplean para la gestión de la carga o el control de la batería, sino que también constituyen una base importante para futuros desarrollos de productos.
Al permitir que sus datos se utilicen, el cliente se convierte en parte de la fascinante experiencia Porsche. Entre otras cosas, recibe invitaciones a eventos exclusivos o a participar en determinadas encuestas. También obtiene información y ofertas especiales por parte de la marca.
El cliente decide si quiere ser contactado y cómo. Y las aprobaciones de datos para terceros que realice son fáciles de consultar en el Centro de Privacidad de la marca, que se ocupa de servicios basados en datos que ofrecen valor añadido para los conductores de Porsche. Se incluyen aquí innovadoras tarifas de seguro basadas en el uso, un libro de registro digital y aplicaciones de carga inteligente.
‘Privacidad hecha por Porsche’ significa que los clientes tienen el control sobre sus datos y saben qué se hace con ellos. Por lo tanto, se solicita el consentimiento activo del cliente antes de enviar o procesar datos en segundo plano. Los conductores de Porsche ejercen control no solo en el Centro de Privacidad de Porsche sino también en el propio vehículo.
En los modelos actuales, es posible realizar todos los ajustes relacionados con la privacidad de forma intuitiva. Por ejemplo, el coche se puede configurar en Modo Privado desde el asiento del conductor con un solo clic. En este modo solo se realizan aquellas transmisiones de datos que son legalmente requeridas o necesarias para el funcionamiento del vehículo, por ejemplo, una llamada de emergencia (eCall), obligatoria desde 2018.