Que el precio de los coches ha subido no hay quien lo pueda discutir. Todas las complicaciones que ha vivido el sector en los últimos tiempos han hecho que la producción o la distribución no hayan podido dar respuesta a la demanda. Crisis de semiconductores, problemas logísticos, falta de materias primas, paros en la producción… Todo eso ha dado como resultado que el número de vehículos disponibles para la venta hayan sido menos de los necesarios. Y que el precio se viera afectado.
Por un lado, porque las habituales promociones y descuentos de las marcas prácticamente no han existido. Con menos coches para vender, largos plazos de espera y problemas para la fabricación, no tenía mucho sentido ofrecer rebajas. Más bien al contrario cuando hay una lista de espera de clientes dispuestos casi a pagar lo que fuera necesario por tener su coche nuevo pronto.
Pero también hay otro efecto de los problemas que han llevado a que haya menos coches disponibles. Las marcas, ante la imposibilidad de atender toda la demanda de los cientes, han centrado sus esfuerzos en los coches más caros; los que les dan una mayor rentabilidad. Con ellos, no solo sube la factura media de los automóviles… también los beneficios de las empresas y su rentabilidad.
El precio sube y la recaudación fiscal también
Y no lo olvidemos, la recaudación por impuestos hace que para la Hacienda pública y la de las autonomías, ese mayor precio redunde en un aumento de la recaudación del impuesto de Matriculación o en unos ingresos fiscales en todo el sector que según los datos presentados por José López-Tafall, director general de Anfac la semana pasada han supuesto «una recaudación de más de 1.000 millones de euros anuales respecto a las cifras de 2019».
Hay otros factores que, según los fabricantes, también han empujado a ese crecimiento de los precios, como el incremento del coste de las materias primas y de la energía… es decir, la inflación. Pero la realidad es que ese incremento en los gastos de fabricación no llega al porcentaje que, finalmente, ha subido el precio de los coches.
Porque según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), el precio industrial de fabricación de los vehículos de motor en España se incrementó un 6,9 por ciento en 2022. Una subida importante, pero inferior al 11,6 por ciento que se ha incrementado el precio de los coches nuevos durante el pasado año según los datos del INE.
La inflaciòn y el coste de las materias primas no es, por tanto, el motivo principal del aumento del precio de los coches, aunque algunos justifiquen en esto parte de la subida. Una subida que ha sido constante durante todo el año y que en diciembre de 2022 creció un 0,6 por ciento en relación con el mes de noviembre.
El precio industrial de fabricación de carrocerías crece un 8 por ciento
Por otro lado, desglosando partidas, el precio industrial de la fabricación de carrocerías para vehículos de motor, de remolques y de semirremolques se encareció un 8 por ciento en 2022 frente al ejercicio anterior, mientras que en diciembre el incremento intermensual fue del 0,1 por ciento.
Y si nos fijamos en el incremento de los precios industriales de la fabricación de componentes, piezas y accesorios para vehículos de motor fue del 3,5 por ciento en términos interanuales en 2022, con un 0,3 por ciento de subida en el mes de diciembre respecto a noviembre.
En general, los precios industriales en todos los sectores moderaron su crecimiento interanual en España el pasado diciembre, hasta el 14,7%, por los menores costes energéticos, mientras que en comparación con noviembre bajaron un 1,7%.
El Índice de precios industriales (IPRI) que ofrece el INE es un indicador coyuntural que mide la evolución mensual de los precios de los productos industriales fabricados y vendidos en el mercado interior, en el primer paso de su comercialización, es decir, los precios de venta a salida de fábrica, excluyendo los gastos de transporte y comercialización y el IVA facturado.