El aumento del impuesto al diésel ha pasado de ser una propuesta a un proyecto concreto que solo espera la aprobación definitiva en el Congreso. El Gobierno, en colaboración con diversos socios parlamentarios, ha acordado la medida para equiparar el coste del diésel con la gasolina. Esto supone eliminar la ventaja histórica que el gasóleo ha mantenido frente a la gasolina, un cambio que generará un impacto considerable tanto en los consumidores como en el sector automovilístico.
2Excepciones y ajustes para transportistas y profesionales
El Gobierno ha previsto excepciones para ciertos colectivos. Transportistas y profesionales que utilicen gasóleo B bonificado no se verán afectados por la subida. Este enfoque selectivo intenta mitigar el impacto en sectores clave que dependen del diésel para mantener su competitividad y estabilidad operativa. Así, el ajuste en la fiscalidad pretende afectar principalmente a usuarios comunes, no a quienes se vean condicionados por razones profesionales a su uso.
Asimismo, en caso de futuras subidas drásticas de los precios del diésel, como sucedió durante la crisis energética derivada del conflicto en Ucrania, se ha previsto una posible rebaja del impuesto, mostrando un margen de flexibilidad según el contexto del mercado.