En la década de 1980, el panorama automovilístico español experimentó una transformación notable con los motores turboalimentados. Este tipo de vehículo, con su tecnología avanzada y diseño vanguardista, marcó una época y desafió las convenciones establecidas en el mercado automotriz español.
La entrada del Renault 18 Turbo coincidió con un momento crucial para España, ya que el país se preparaba para unirse a la Comunidad Económica Europea (CEE), lo que añadió un componente adicional a la competencia con modelos como el Seat 1430.
3El modelo frances: Renault 18 Turbo
El corazón del Renault 18 Turbo era su motor de cuatro cilindros en línea con turboalimentación. Este motor, con una cilindrada de alrededor de 1,6 litros, representaba una innovación significativa en la época. La turboalimentación permitiría aumentar la potencia sin aumentar el tamaño del motor, proporcionando una cifra impresionante para la época, alrededor de 110-120 caballos de fuerza.
La caja de cambios era manual de cinco velocidades, proporcionando a los conductores un control preciso sobre la entrega de potencia y el rendimiento del vehículo. Esta configuración también contribuyó a la eficiencia del combustible ya una experiencia de conducción más dinámica.
La suspensión estaba diseñada para equilibrar comodidad y rendimiento. Con una suspensión independiente en las cuatro ruedas, el vehículo ofrecía una conducción suave en carretera y un manejo ágil, lo que lo convertía en una opción atractiva para aquellos que buscaban una experiencia de conducción deportiva.
Estéticamente, destacaba por sus líneas modernas y detalles aerodinámicos. El interior presentaba un diseño ergonómico y cómodo, con asientos deportivos que ofrecían un buen soporte lateral. La combinación de estilo y rendimiento hizo que el Renault 18 Turbo fuera un vehículo atractivo tanto para los entusiastas de la velocidad como para aquellos que buscaban comodidad en sus desplazamientos diarios.