El placer de conducir se iguala a pocos. Suele ser sumamente agradable y placentero. La tranquilidad que brinda alejarse de la ciudad en los largos viajes en familia es motivo más que suficiente para emprender la marcha. Sin embargo, también implica ciertos riesgos y es por eso por lo que hay que saber reaccionar a ellos.
Entrar en pánico, no saber reaccionar con claridad… Una situación de estrés es muy común cuando llega un imprevisto y puede desembocar en malas decisiones. Lo más importante es siempre mantener la calma y pensar rápidamente para, después, actuar con prudencia. Pero mucho mejor será analizar cada caso particular.
1Cómo reaccionar a: un neumático reventado
Ponte en situación. Circulas tranquilamente por una autopista recta y tranquila y, de pronto, oyes una supina explosión que proviene de tu propio coche. Después sientes un fuerte tirón en el volante que te pone los nervios de punta: reventón al canto. Guarda la calma porque esto es algo común y por nada del mundo decidas pisar el freno de golpe, pues podrías provocar un accidente peor.
Sigue estos consejos uno por uno: primero mantén firme el volante con tus dos manos, suelta gradualmente el acelerador para hacer que el motor retenga la velocidad del vehículo, vete bajando las marchas progresivamente, es decir, frena con el motor… hasta que tu velocidad sea lo suficientemente. Ahí entonces sí deberás pisar freno, encender tus luces intermitentes y acercarte a la orilla de la vía para disponerte a sustituir tu neumático.