El placer de conducir se iguala a pocos. Suele ser sumamente agradable y placentero. La tranquilidad que brinda alejarse de la ciudad en los largos viajes en familia es motivo más que suficiente para emprender la marcha. Sin embargo, también implica ciertos riesgos y es por eso por lo que hay que saber reaccionar a ellos.
Entrar en pánico, no saber reaccionar con claridad… Una situación de estrés es muy común cuando llega un imprevisto y puede desembocar en malas decisiones. Lo más importante es siempre mantener la calma y pensar rápidamente para, después, actuar con prudencia. Pero mucho mejor será analizar cada caso particular.
2Cómo reaccionar a: el patinaje por lluvias
Llueve fuertemente y sientes el aquaplaning desde hace rato, restándote confianza al volante. ¿Qué haces? Ante todo, por nada del mundo debes soltar tu pie del acelerador y mucho menos debes frenar de manera brusca. Mucho mejor que eso será soltar suavemente el acelerador para mejorar la tracción y con ello afianzarte poco a poco al pavimento.
Es innegable que tendrás que corregir en muchas ocasiones. Tranquilo. Tan solo gira firmemente tus ruedas hacia la dirección en la que apunta la parte trasera de tu coche. Es decir, si esta se encuentra inclinada hacia la derecha, gira tus ruedas hacia la derecha, y a medida que tu coche se enderece gira el volante hacia el lado opuesto. De esta forma evitarás un derrape hacia la dirección opuesta que te pueda sorprender y te haga acabar contra el quitamiedos.
