El placer de conducir se iguala a pocos. Suele ser sumamente agradable y placentero. La tranquilidad que brinda alejarse de la ciudad en los largos viajes en familia es motivo más que suficiente para emprender la marcha. Sin embargo, también implica ciertos riesgos y es por eso por lo que hay que saber reaccionar a ellos.
Entrar en pánico, no saber reaccionar con claridad… Una situación de estrés es muy común cuando llega un imprevisto y puede desembocar en malas decisiones. Lo más importante es siempre mantener la calma y pensar rápidamente para, después, actuar con prudencia. Pero mucho mejor será analizar cada caso particular.
4Un coche intenta adelantarte sin ver al que viene de frente
Esta es una situación tremendamente particular pero hay que tratarla. Carretera de doble sentido, adelantamiento a nuestro coche… pero viene uno de frente con un alto riesgo de colisión. Es momento de tomar decisiones. ¿Pero cuáles? Intenta disuadirlo de adelantarte haciendo señales con tu brazo para indicar que viene un vehículo de frente y que espere un poco más. Pero puede que esto no funcione…
Entonces es tiempo de actuar. Puedes acercarte a la orilla y bajar la velocidad para dejar que el vehículo complete la maniobra. Si la situación es aún más extrema y el vehículo no ha terminado de pasarte del todo con el otro coche ya justo de frente y muy cerca… Frena de golpe para dejar entrar al otro coche, siempre y cuando no tengas otros vehículos detrás.