Muchos conductores han apostado por la compra de híbridos enchufables. Con ellos consiguen rentabilizar al máximo la movilidad urbana y no tienen que preocuparse de las 149 Zonas de Bajas Emisiones que van a crearse en nuestro país restringiendo el paso a los vehículos contaminantes.
Todo esto sin tener que sufrir la “ansiedad de autonomía”, el mal que padecen los conductores de vehículos 100% eléctricos, y que no es otra cosa que el temor a quedarse sin batería en medio del trayecto. Los híbridos tienen el soporte del motor de combustión, que les permite realizar cualquier viaje largo con la comodidad de repostar rápidamente en una gasolinera tradicional.
1Los híbridos enchufables no se recargan a menudo como deberían
Los coches híbridos enchufables, también conocidos como PHEV, tienen como objetivo utilizar la autonomía del motor eléctrico para circular por ciudad. Están diseñados para recorrer a diario el mayor número de kilómetros utilizando la parte eléctrica y quedarse por la noche cargando, para volver a utilizar el motor eléctrico al día siguiente.
Este es su uso ideal, pero no el que le dan todos los conductores. La recarga eléctrica no es indispensable para poder circular con este tipo de coches, al contrario de lo que ocurre con los eléctricos, cuyos conductores tienen que estar siempre pendientes de la autonomía de su batería. Cualquier uso diferente al planteado por el fabricante, se acaba traduciendo en un empeoramiento de las prestaciones.