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Pros y contras de hacerle demasiado caso a tu coche: así te ‘trolea’

¿Sueles escuchar a tu coche? Muchas veces nos habla, nos dice cómo actuar y nos avisa de posibles averías con ruidos y vibraciones. Solo hay que estar un poco alerta y si llevas varios años con el mismo vehículo, seguro que lo conoces de sobra. Sin embargo, ¿siempre es recomendable hacerle caso a todo lo que nos dice al pie de la letra?

La mayoría de vehículos con transmisiones manuales incorporan indicadores que nos sugieren cuándo debemos cambiar de marcha. Muchos conductores te dirán que es suficiente con escuchar el motor, pero si te acabas de sacar el carnet y todavía no tienes demasiada experiencia, quizá el testigo te echa una mano. Pero con el tiempo te darás cuenta de que no siempre tienes que subir o bajar de marcha cuando el coche te lo diga.

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Entonces… ¿le hago caso al coche o no?

Palanca de cambios
Fuente: Freepik

Lo primero que tienes que saber es el rango de revoluciones recomendado para cada cambio de marcha. En motores gasolina, se recomienda hacerlo entre 2.000 y 2.500 rpm; en diésel, entre 1.500 y 2.000 rpm. Lo ideal es que el motor y la caja de cambios funcionen siempre en su régimen óptimo y que si en algún momento necesitamos toda la potencia que nuestro coche puede darnos, no superemos la línea roja del cuentarrevoluciones, sino que alcancemos el régimen de par máximo del motor.

Por ejemplo, en ciudad es más fácil hacerle caso a los cambios de marcha que nos ‘pide’ el coche, igual que cuando tenemos encendido el testigo azul que indica que la temperatura del motor todavía es baja. En una situación normal en carretera, con tráfico fluido o una zona llana también podemos hacerle caso.

En cambio, la cosa cambia en otro tipo de situaciones. Lo más eficiente siempre es circular en marchas largas y encontrar el equilibrio entre el consumo de combustible y la potencia. Por ejemplo, en adelantamientos o incorporaciones sí que es recomendable mantener una marcha más baja de lo que el coche nos pide para tener más margen al acelerar. Y lo mismo en pendientes ascendentes o descendentes, porque tú sabes mejor que nadie cuál es la marcha más acertada en función del terreno, de la velocidad y del régimen de par máximo.

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