La Inspección Técnica de Vehículos (ITV) es un trámite obligatorio para todo propietario. Garantiza que los coches cumplen con las normativas de seguridad y emisiones contaminantes. Sin embargo, para muchos conductores, especialmente aquellos con vehículos antiguos, puede convertirse en una auténtica pesadilla.
Entre todas las pruebas que se realizan, la de humos es una de las más temidas. Pero, ¿y si existiera un truco sencillo para poder superarla sin complicaciones? La buena noticia es que lo hay, y no necesitas gastar dinero ni hacer modificaciones en tu automóvil. En este artículo, te explicamos cómo con un pequeño ajuste podrás asegurarte de que la ITV no te suponga un quebradero de cabeza.
2¿Cómo funciona este truco?
Durante la prueba de humos, se somete al coche a una medición de gases en dos fases. Primero, se mide al ralentí; después, bajo un régimen de revoluciones más alto. En los coches de gasolina, la segunda fase se hace a unas 2.000-2.500 rpm, mientras que en los diésel, se lleva hasta el corte de inyección. En ese punto, la exigencia sobre el motor juega un papel determinante.
Activando los dispositivos eléctricos del coche en este momento crítico, conseguimos que el alternador demande más energía al motor. Esa exigencia extra hace que la combustión se optimice, aumentando la temperatura del catalizador y produciendo gases más limpios, lo que mejora los resultados de la prueba. De este modo, conseguimos que los niveles de emisiones se mantengan dentro del rango permitido.