En el mundo del lujo y la exclusividad automotriz, hay una figura que destaca no por diseñar motores ni por crear las curvas aerodinámicas de los coches, sino por un trabajo mucho más delicado: dibujar líneas. Mark Court es el único trabajador en Rolls-Royce que tiene el privilegio y la responsabilidad de dar la última pincelada a cada automóvil que sale de la fábrica de Goodwood, ese toque que distingue a la marca del resto de vehículos en el mundo. Su labor, aunque aparentemente simple, requiere de una destreza y precisión que pocos poseen, y es por eso que su nombre se ha convertido en sinónimo de perfección en la industria.
4El reto de encontrar un sucesor
Ahora, tras más de dos décadas, Mark Court enfrenta su mayor desafío, uno que no depende de su habilidad con el pincel. El tiempo pasa y, consciente de que no es inmune al paso de los años, sabe que pronto necesitará un sucesor. Sin embargo, encontrarlo no está siendo tarea fácil. Incluso su propio hijo, que parecía ser el candidato ideal, decidió cambiar de rumbo y trabajar en la carpintería de Rolls-Royce.
Mientras llega ese aprendiz que un día ocupe su lugar, Court sigue perfeccionando su arte día tras día. Es más que un simple empleado de Rolls-Royce: es un artista cuyo trabajo ha dejado una marca indeleble en miles de coches. Su habilidad para transformar una simple línea en un símbolo de lujo y exclusividad lo convierte en una pieza clave en la historia de la automoción; y su dedicación y perfeccionismo, en un testimonio del espíritu que caracteriza a Rolls-Royce.