Imagina que vas conduciendo por una avenida limitada a 30 km/h de una pequeña localidad de Francia y, de repente, divisas un radar. Instintivamente, levantas el pie del acelerador, temiéndote ya una multa. Pero, ¡oh, sorpresa! Ese misterioso radar que está sembrando el pánico entre los conductores no es real, lo ha colocado un vecino harto de que los coches pasen a toda velocidad frente a su casa. La idea, que comenzó como una solución casera, ha puesto en jaque a las autoridades locales.
2Una reacción inesperada
El radar casero no pasó desapercibido, y en pocas horas ya estaba en conocimiento de las autoridades. La policía local informó de la situación al alcalde que, lejos de indignarse, reconoció la originalidad de la iniciativa. «Está bastante bien hecho», afirmó Dominique Potar, mientras se preguntaba si se trataba de una simple broma o de un ciudadano preocupado por la seguridad vial.
El alcalde incluso sugirió que bien podría merecer una felicitación, pues la simple presencia del radar, aunque falso, logró reducir la velocidad del tráfico. En una avenida en la que se registraban excesos de velocidad de hasta 130 km/h en una zona de 30 km/h, cualquier medida disuasoria era bienvenida.
