Imagina que vas conduciendo por una avenida limitada a 30 km/h de una pequeña localidad de Francia y, de repente, divisas un radar. Instintivamente, levantas el pie del acelerador, temiéndote ya una multa. Pero, ¡oh, sorpresa! Ese misterioso radar que está sembrando el pánico entre los conductores no es real, lo ha colocado un vecino harto de que los coches pasen a toda velocidad frente a su casa. La idea, que comenzó como una solución casera, ha puesto en jaque a las autoridades locales.
5La legalidad de los radares falsos
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El caso de Bezannes no es único en Francia. En otras localidades, varios vecinos han recurrido a radares falsos para intentar reducir la velocidad del tráfico en sus calles. Algunos han ‘disfrazado’ buzones para hacerlos pasar por un radar, mientras que otros han fabricado versiones mucho más realistas, con cámaras e incluso luces que simulan flashes.
Lo curioso es que, en Francia, cualquiera puede instalar un radar falso en su propiedad sin que ello suponga una infracción. El problema viene cuando estos dispositivos se colocan en vías públicas sin autorización: entonces sí pueden generar problemas legales, además de dividir la opinión de los vecinos y conductores.