La Dirección General de Tráfico (DGT) lleva décadas utilizando diferentes tecnologías para controlar la velocidad en las carreteras españolas. Hace 56 años, en 1968, se instaló el primer radar de la DGT, marcando un hito en la historia del control de tráfico en España. Este dispositivo supuso un antes y un después en la lucha por reducir los accidentes de tráfico, convirtiéndose en una herramienta clave para mejorar la seguridad vial, y hoy, más de medio siglo después, los radares siguen siendo fundamentales.
2Impacto en la seguridad vial
El uso de radares de velocidad ha demostrado ser una de las herramientas más efectivas para reducir los accidentes de tráfico. En los años 60, España enfrentaba un número creciente de accidentes debido al incremento del parque automovilístico y la falta de infraestructuras adecuadas. El radar permitió a las autoridades vigilar y controlar mejor las carreteras, contribuyendo a la disminución gradual de las muertes por accidentes.
Además, estos primeros radares contribuyeron a cambiar la mentalidad de los conductores. Al saber que podían ser controlados por estos dispositivos, muchos optaron por conducir de forma más responsable. Las multas derivadas del exceso de velocidad empezaron a aumentar, pero lo más importante fue que los conductores comenzaron a respetar más los límites de velocidad, algo crucial en una época en la que el respeto por las normas de tráfico era aún bastante laxo.
