La Dirección General de Tráfico (DGT) tiene una misión clara: mejorar la seguridad en las carreteras y reducir los accidentes, principalmente mediante el control de velocidad. Sin embargo, algunas de las herramientas que utilizan para cumplir esta función, específicamente los radares, están bajo escrutinio por su posible ilegalidad. Este artículo examina los aspectos clave que rodean esta controversia y plantea la pregunta: ¿están algunos de los radares de la DGT violando la ley?
1Radares: ¿Instrumentos de seguridad o trampas recaudatorias?
La relación entre los conductores y la DGT suele estar marcada por tensiones, especialmente en lo que respeta a los radares. Aunque son esenciales para regular la velocidad y evitar accidentes, muchas personas sienten que algunos de estos dispositivos están diseñados más para generar multas que para proteger a los conductores. Es particularmente frustrante cuando estos radares parecen estar colocados en lugares estratégicos donde es fácil cometer errores, como a la salida de túneles, donde los conductores tienden a acelerar instintivamente después de circular a menor velocidad.
Sin embargo, la denuncia contra la DGT no se centra en estos radares, sino en otros que podrían ser incluso más peligrosos debido a su ubicación.
