Reducir la velocidad en las carreteras es una tarea pendiente de las autoridades de prácticamente todas las ciudades del mundo. Las hay que instalan radares, badenes y otras, como una de Estados Unidos, que ha diseñado un método cuanto menos curioso. Es una forma original y, sobre todo, low cost de evitar que sus ciudadanos excedan la velocidad máxima permitida, sobre todo en vías urbanas.
Los radares han demostrado ser el método más eficaz para reducir la velocidad, porque son los que tocan el bolsillo de los conductores. Hay ciudades que apuestan por radares de tramo, otras que apuestan por métodos pedagógicos para concienciar y hasta ciudadanos que se toman la justicia por su mano. Hay muchos que, cansados de que los conductores conviertan sus calles en auténticas autopistas, crean soluciones improvisadas para intentar que reduzcan la velocidad.
Los badenes son también útiles en ciertos lugares, porque pasar por uno de ellos —sobre todo si son altos— a cierta velocidad no es lo mejor para la suspensión del coche. No obstante, hay una ciudad a la que no le funcionan los radares, badenes ni ninguna señal, porque ha optado por otra solución low cost que ha sorprendido a conductores habituales y a todos los que pasan por ahí.
Esta es la solución de una ciudad de Estados Unidos
La iniciativa la ha puesto en marcha Montgomery, la capital del estado de Alabama, al sur de Estados Unidos. Cansados de que nada funcionara para reducir la velocidad en una zona residencial, han recurrido a unas marcas longitudinales en la carretera torcidas. La línea continua que divide a los dos carriles ahora es doble, de color amarillo y torcida; la exterior del carril sigue siendo blanca, pero también sigue el mismo patrón y está torcida.
Lo que antes era una larguísima recta que se había comprometido en un problema para las autoridades, ahora tiene ‘curvas’ que mantienen alerta a los conductores y les obliga a reducir la velocidad. De acuerdo con las autoridades de la ciudad, estas marcas son «parte de un proyecto de pacificación del tráfico«.
«Aunque el diseño pueda parecer inusual al principio, se trata de una medida cuidadosamente planificada para reducir el exceso de velocidad y mejorar la seguridad tanto de conductores como de peatones. A raíz de las preocupaciones de los residentes, ingenieros de tráfico, agentes de seguridad vial y obras públicas colaboraron para introducir estos cambios», reconocen desde la ciudad.
Y no es la única medida, como han publicado en su página de Facebook. No van a incorporar radares, pero sí nuevas señales que avisarán a los conductores. «En breve se instalarán elementos adicionales como chicanes (delimitadores) y señalización, y se ha colocado un remolque del Departamento de Policía para alertar a los conductores de la nueva medida», señalan.
¿Es una medida más eficaz que los radares?
La medida en la ciudad de Montgomery sorprendió a muchos conductores. De hecho, lo publicaron el 1 de abril, el April Fools’ Day —el equivalente a nuestro día de los Santos Inocentes del 28 de diciembre— y muchos ciudadanos se pensaron que era una broma. No obstante, tuvieron que aclarar que no era así y, de hecho, la medida continúa activa hoy en día.
Hay ciudadanos que piensan que será útil para atajar el problema, pero también hay otros más escépticos que opinan que los radares de toda la vida o los badenes serían mucho más efectivos. Las autoridades se han defendido y han argumentado que es una medida legítima y estudiada por ingenieros de tráfico, que han confirmado que es la mejor solución de entre todas las disponibles para mejorar la seguridad en esa zona residencial.
Aunque salvando las distancia, en España ya tenemos dientes de dragón y líneas de borde quebradas que crean un efecto óptico de estrechamiento de la vía y obligan a los conductores a reducir la velocidad.