Durante el verano y la Semana Santa, la Dirección General de Tráfico (DGT) despliega todo su armamento pesado para controlar a los conductores en las carreteras. Además de los conocidos helicópteros Pegasus, cuya presencia pasa prácticamente desapercibida, la DGT ha evolucionado significativamente en el uso de radares para detectar los excesos de velocidad.
Uno de los avances más notables ha sido la incorporación de los radares Velolaser, dispositivos especialmente diseñados para pasar inadvertidos al ojo de los conductores, ocultándose estratégicamente en elementos como señales de tráfico o quitamiedos. En este artículo, exploraremos los métodos de ocultación que la DGT emplea para ubicar estos «cazadores de velocidad» y cómo afectan a los conductores.
3Los motoristas denuncian
A pesar de la eficacia de estos dispositivos para controlar la velocidad en las carreteras, algunos motoristas han denunciado públicamente la ubicación de Velolaser en lugares estratégicos. Un caso ocurrió en el Puerto de la Carrasqueta, Alicante, donde un motorista descubrió un Velolaser cuidadosamente oculto detrás de una baliza de iluminación nocturna. Esta denuncia pone de manifiesto que los esfuerzos de ocultación de la DGT no siempre pasan desapercibidos para los conductores más atentos.
Otra denuncia se produjo en Sotillo de la Adrada, Ávila, donde los agentes aprovecharon una señal kilométrica para ocultar el Velolaser en la parte trasera, dejándolo prácticamente invisible a simple vista, salvo por un pequeño detalle de alineación. En Palazuelo de Órbigo, León, se empleó un método similar, pero en este caso, el radar quedaba perfectamente escondido detrás de la señal kilométrica.