Durante el verano y la Semana Santa, la Dirección General de Tráfico (DGT) despliega todo su armamento pesado para controlar a los conductores en las carreteras. Además de los conocidos helicópteros Pegasus, cuya presencia pasa prácticamente desapercibida, la DGT ha evolucionado significativamente en el uso de radares para detectar los excesos de velocidad.
Uno de los avances más notables ha sido la incorporación de los radares Velolaser, dispositivos especialmente diseñados para pasar inadvertidos al ojo de los conductores, ocultándose estratégicamente en elementos como señales de tráfico o quitamiedos. En este artículo, exploraremos los métodos de ocultación que la DGT emplea para ubicar estos «cazadores de velocidad» y cómo afectan a los conductores.
4Máquinas de multar
Los radares Velolaser están diseñados para ser dispositivos autónomos, con una batería que proporciona hasta cuatro horas de funcionamiento ininterrumpido. Además, su conectividad a través de wifi y bluetooth permite a los agentes controlarlos a distancia sin necesidad de cables, lo que los convierte en un arma efectiva para aplicar multas de manera discreta y eficiente.