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Radares de la DGT: estos son los escondites que eligen para colocarlos

Durante el verano y la Semana Santa, la Dirección General de Tráfico (DGT) despliega todo su armamento pesado para controlar a los conductores en las carreteras. Además de los conocidos helicópteros Pegasus, cuya presencia pasa prácticamente desapercibida, la DGT ha evolucionado significativamente en el uso de radares para detectar los excesos de velocidad.

Uno de los avances más notables ha sido la incorporación de los radares Velolaser, dispositivos especialmente diseñados para pasar inadvertidos al ojo de los conductores, ocultándose estratégicamente en elementos como señales de tráfico o quitamiedos. En este artículo, exploraremos los métodos de ocultación que la DGT emplea para ubicar estos «cazadores de velocidad» y cómo afectan a los conductores.

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Extrema la precaución en esas zonas

Los radares Velolaser se han convertido en una herramienta clave para la DGT en su lucha por controlar la velocidad en las carreteras. Su pequeño tamaño y su capacidad de ocultación los hacen difíciles de detectar para los conductores, lo que aumenta la eficacia de su uso. Aunque la ubicación de estos dispositivos puede ser objeto de denuncias y críticas, lo cierto es que su presencia contribuye a mejorar la seguridad vial y a reducir los excesos de velocidad en nuestras carreteras.

Como conductores responsables, siempre debemos respetar los límites de velocidad establecidos y estar atentos a cualquier señalización que pueda indicar la presencia de radares en la vía. Solo así podremos contribuir a un tráfico más seguro y evitar sanciones innecesarias.

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