Los radares de la DGT y las cámaras de vigilancia son herramientas fundamentales en la gestión de la seguridad vial. Su función principal es garantizar que los conductores respeten las normas de velocidad y otras regulaciones de tráfico, contribuyendo así a reducir accidentes y salvar vidas.
Sin embargo, en algunos casos, estos dispositivos pueden generar controversia, especialmente cuando no se utilizan para su propósito original, que es mantener un tráfico seguro. Uno de estos casos que ha generado recientemente debate es el de los radares ubicados en el municipio de Maó, que han estado operativos durante casi dos años sin emitir una sola multa.
3Fases de implementación y mejora
El Ayuntamiento de Maó ha dividido su iniciativa de control de tráfico en tres fases, con un enfoque en la mejora continua antes de imponer multas. La primera fase se centró en informar a los ciudadanos sobre la existencia y el propósito de los dispositivos, lo que permitió un período de adaptación a las nuevas regulaciones.
La segunda fase, en la que nos encontramos actualmente, se dedica a recopilar datos generales captados por los radares y cámaras y mejorar el sistema en base a esta información. Esto incluye la adquisición de nuevas señales para reforzar las indicaciones sobre la ubicación de los dispositivos, lo que se espera que contribuya aún más a la seguridad vial.
