Cámaras, helicópteros, drones, furgonetas y motos camufladas… En España hay operativos algo más de 1.600 dispositivos y radares que vigilan el cumplimiento de las normas. Los excesos de velocidad, la obligatoriedad de llevar abrochado el cinturón de seguridad o la prohibición de usar el teléfono móvil al volante son algunas de las infracciones que se controlan por tierra y aire con medios cada vez más sofisticados. De hecho, esos son los tres motivos que generan un mayor número de sanciones unidos a los positivos por alcohol y drogas.
Este verano, a los miles de agentes que estarán sobre el terreno, se unirá todo un abanico de medios de vigilancia en el que figuran unos 780 radares fijos –92 de ellos de tramo–, 545 radares móviles, 13 helicópteros, 39 drones, 245 cámaras y 15 furgonetas camufladas. Te contamos cómo ‘trabaja’ cada uno de ellos para ‘cazar’ al infractor.
2Los temidos veloláser
Los radares móviles llegaron a las carreteras españolas en 1968. Los primeros eran muy pesados, tenían que transportarse en el portaequipajes de los vehículos de la Guardia Civil y operaban en estático. Hoy en día han evolucionado muchísimo. Prueba de ello son los veloláser o radares ‘invisibles’, muy temidos por los conductores. Llamados así porque son muy difíciles de detectar, al ser pequeños (miden unos 50 cm) y ligeros, pueden transportarse a bordo de las motos de los agentes de tráfico. La DGT cuenta con unas 60 unidades y comenzó a utilizarlos en 2018.
Estos radares pueden ubicarse en trípodes, en un vehículo (una moto, por ejemplo) o en las inmediaciones de la vía, características que los hacen fácilmente camuflables. Funcionan de manera autónoma y su margen de error es muy pequeño: se cifra en solo un 5%. Tienen un radio de alcance de hasta 50 metros, funcionan de día y de noche y son capaces de registrar velocidades que van desde unos 30 km/h a 250 km/h.