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Radares rotatorios: el arma que muchos ayuntamientos utilizan para que levantes el acelerador

En las carreteras españolas, uno de los mayores temores que acechan a los conductores es la posibilidad de ser multados por exceso de velocidad. La proliferación de radares de velocidad a lo largo de las vías y municipios del país ha llevado a un notable incremento en el número de sanciones en los últimos tiempos. Esta abrumadora cantidad de dispositivos instalados no solo en las carreteras principales, sino también en zonas urbanas, ha resultado en una avalancha de multas que los ayuntamientos luchan por gestionar de manera efectiva.

Esta situación ha llevado a los ayuntamientos a explorar nuevas estrategias para externalizar la recaudación y asegurarse de que todas las sanciones se tramiten de manera adecuada y puntual. El número de multas impuestas por los ayuntamientos ahora rivaliza con el número de infracciones registradas por la Dirección General de Tráfico (DGT), que ha recaudado una cifra impresionante de 507 millones de euros en sanciones.

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La tecnología de los radares rotatorios

radar

Para hacer frente al problema del exceso de velocidad, muchos ayuntamientos han recurrido a una nueva generación de radares de velocidad conocidos como «radares rotatorios». Estos dispositivos, a diferencia de los radares fijos tradicionales, se caracterizan por su movilidad y la ausencia de señalización que advierta a los conductores de su presencia.

Los radares rotatorios son cada vez más comunes y han sido objeto de debate en las redes sociales, donde los usuarios a menudo comparten estrategias para detectarlos. Estos dispositivos se colocan estratégicamente en diversas ubicaciones, como detrás de vehículos estacionados, contenedores, farolas o marquesinas de autobuses, con el propósito de tomar por sorpresa a los conductores que no cumplen con los límites de velocidad.