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La regla del minuto: O cómo hacer que el motor de tu coche dure para siempre

El mantenimiento del automóvil es clave para garantizar su correcto funcionamiento. Elementos como el sistema de frenos, los neumáticos o las luces por poner unos ejemplos, pueden revisarse fácilmente, pero los sistemas mecánicos requieren un mantenimiento más riguroso para evitar averías y prolongar la vida útil del coche. En este sentido, aplicar la regla del minuto puede marcar una gran diferencia a la hora de salvaguardar la integridad del motor de tu vehículo. Una sencilla regla que solo te costará un minuto y que también te ahorrará miles de euros en desagradables facturas.

Y es que poner en práctica esta regla del minuto te ayudará de forma notable en la conservación del motor y del turbocompresor, dos de los componentes más sensibles del vehículo. Y porque no decirlo, también más caros en caso de sufrir una avería.

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Aplica la regla del minuto para un mejor rendimiento del motor

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El motor y el turbo están compuestos por piezas que funcionan bajo altas temperaturas y estrés mecánico continuo. Su correcto desempeño depende, en gran medida, de una lubricación eficiente. Un aceite de calidad reduce el desgaste y evita daños prematuros en los componentes internos. Aquí es donde entra en juego la regla del minuto, una práctica sencilla pero altamente efectiva.

Al arrancar el motor, los lubricantes tardan unos segundos en distribuirse correctamente por todas las piezas. Para garantizar su óptimo rendimiento, es recomendable dejar el coche en ralentí durante al menos un minuto antes de comenzar a conducir. Acelerar inmediatamente después del arranque puede generar fricción innecesaria en componentes que aún no han sido adecuadamente lubricados, lo que aumenta el riesgo de desgaste prematuro.

Del mismo modo, al llegar a nuestro destino, no debemos apagar el motor de inmediato. La regla del minuto sugiere mantener el motor en marcha durante unos instantes para permitir que los aceites sigan circulando y que la temperatura del turbo descienda progresivamente. De lo contrario, el aceite puede quedar estancado y carbonizarse, formando residuos que obstruyen el sistema y pueden generar averías costosas.

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