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Rotonda holandesa: El día que podrías verla por las calles y carreteras españolas

Las rotondas, también conocidas como glorietas, son una solución eficaz dentro de las infraestructuras viales para mejorar la fluidez del tráfico y reducir la siniestralidad. Su diseño y funcionamiento promueven un tráfico más seguro y eficiente, obligando a los conductores a reducir la velocidad y a tomar decisiones más conscientes al incorporarse o salir de ellas.

Una rotonda holandesa, también conocida como intersección con diseño holandés, es un tipo de glorieta diseñada específicamente para mejorar la seguridad de ciclistas y peatones. Este diseño se originó en los Países Bajos, donde la infraestructura para bicicletas es una prioridad. Las características principales de una rotonda holandesa incluyen un anillo de bicicletas separado, cruces específicos para peatones y ciclistas, prioridad para estos últimos, y entradas y salidas claramente delimitadas.

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Circulando por las glorietas y las sanciones por hacerlo mal

98 Motor16

Para circular correctamente en una glorieta, los conductores deben seguir una serie de normas básicas. Al incorporarse, siempre se debe ceder el paso a los vehículos que ya están circulando en ella. Es crucial seleccionar el carril apropiado según la salida que se va a tomar antes de entrar. En las rotondas con varios carriles, el carril derecho generalmente se usa para las dos primeras salidas, mientras que el izquierdo es para las salidas posteriores. Además, es obligatorio usar los intermitentes para indicar la salida que se va a tomar, facilitando la previsión de movimientos para otros conductores. La velocidad debe ser moderada al aproximarse, circular y salir, para reaccionar adecuadamente a cualquier imprevisto.

Las infracciones cometidas pueden resultar en sanciones que varían según la gravedad de la falta. No ceder el paso puede resultar en multas de hasta 200 euros y, en algunos casos, la pérdida de puntos del carnet de conducir. El uso incorrecto de carriles puede acarrear una multa de hasta 100 euros. No usar los intermitentes correctamente se sanciona con 200 euros, mientras que el exceso de velocidad puede resultar en multas que varían según el exceso cometido, con sanciones que van desde 100 hasta 600 euros y posibles pérdidas de puntos del carnet.