La semana pasada asistí a una presentación de Jeep. Además del Avenger eléctrico, la marca americana nos permitía conducir por primera vez el nuevo Jeep Grand Cherokee. Este modelo estrenaba, según contaron los responsables de la firma americana, la primera pantalla para el copiloto. No me quedó claro si se referían a un segmento concreto, porque parece que en el mercado no es así.
De hecho, mi visita al Salón del Automóvil de Shanghái puedo titularla, con toda la razón, la fiesta de las pantallas, o de las pulgadas. Porque parece que los fabricantes chinos han decidido entrar en una competición para “ver quién la tiene más grande” o “quién pone más encima de la mesa” (pulgadas).
Muchas novedades locales en el Salón de Shanghái
El caso es que la pantalla que ofrecía el Jeep Grand Cherokee se ha quedado inmediatamente obsoleta al lado de lo que hay en cualquier modelo del gigante asiático. Y cuanto más desconocida sea la marca, más grande, aparatosa o diferente es la pantalla.
Por ejemplo, en el nuevo BYD Seal, una berlina que nace claramente con el Tesla Model 3 entre ceja y ceja, no se cortan al poner esta enorme tele en el salpicadero y otra frente al conductor, aunque algo más recatada en dimensiones.
Salpicaderos presididos por auténticas televisiones
Así, al conductor, parecen no tenerlo muy en cuenta en este SUV. Plagado de pantallas en el salpicadero y en la parte trasera, da la impresión de que se les han acabado los pixels para el piloto. A cambio, en el volante tiene una pequeña pantalla LED en la que ver, por ejemplo, la marcha elegida, la autonomía, la carga de la batería…. ¿Pero no era peligroso apartar la vista de la carretera?
Más ejemplos de grandes pantallas. De hecho hay tantos que no nos hemos preocupado ni en identificarlos… prácticamente valdrían para cualquier marca. Con el tema de la electrificación parece que todos dan más valor a las pantallas de dentro del coche que a la realmente importante, el cristal delantero, que es el que nos conecta con el mundo.
En Shanghái no han faltado las ‘copias’
Puestos a poner pantallas, algunos lo han hecho fuera del coche. Eso sí, es pequeña y no llama mucho la atención. Pero en cuanto te ves reflejado en esa pantalla, el coche te reconoce y te abre. Lo he probado en un modelo que parecía un Porsche Panamera, pero en realidad se llama algo así como Juan Jang… Para no liarme lo he bautizado como el coche de Juan.
También había coches sin pantallas. Pero, que esto no llame a equivocaciones; no es que a algunos no les guste la tecnología, más bien es que no les cabe. A cambio prefieren llevar bajo el techo, como si fuera un cofre, literalmente, el equipo de música. Para compartir la fiesta con cualquiera y en cualquier sitio.
Los coches sin pantallas son ‘rara avis’ en Shanghái
Y para los más tradicionales, en lugar de pantalla, butacón para una buena siesta. Una Mercedes Clase V tuneada al antojo de su poseedor, lista para parar en cualquier área de servicio para echar una cabezada con mucho estilo, eso sí. Claro que cuando veas el frontal que le han puesto al Clase V, igual no vuelves a pegar ojo…
Acabemos con los más clásicos, aquellos que no quieren ver la tele ni en pintura… Para ellos también había una alternativa en este Salón. En lugar de pasar el rato viendo una pantalla, hacerlo con una charla, incluso una partida de cartas o un aperitivo. Sería la versión 2.0 de la mesa camilla. Y también se ha podido ver en Shanghái.
