A lo largo de sus 70 años de historia, la firma española ha ido evolucionando para convertirse en una referencia en el mundo del automóvil. Durante toda su trayectoria, la deportividad siempre ha desempeñado un papel importante en sus modelos.
Aprovechando este aniversario de la marca, queremos hacer un repaso de coches que se convirtieron en iconos para el mercado español de coches deportivos y arrasaron entre el público más joven de la época.
Seat 850 Coupé
En 1966, nació el hermano mayor del Seat 600, el 850. Un año más tarde aterrizó el 850 Coupé, una evolución del Seat 600 que montaba el motor detrás, la propulsión se encomendaba a las ruedas traseras y se trataba de un 2+2 plazas.
Con un precio fijado en 105.000 pesetas, el motor del 850 recibía un carburador de doble cuerpo y mayor relación de compresión para incorporarlo al Coupé. Con ello, la potencia aumentaba en 10 CV, hasta proporcionar 47 CV a un régimen elevado para la época, 6.200 rpm. Con una aerodinámica silueta, conseguía alcanzar los 140 km/h.
Este 850 Coupé se convirtió en el primer Seat en incorporar frenos de disco delanteros. Dos años más tarde, en 1969, la potencia llegó hasta los 52 CV al incorporar un motor clásico de la marca, el 902 cm3.
Seat 1200 Sport
En 1975 llegó el primer modelo de diseño exclusivo de la marca, el Seat 1200 Sport. El Centro Técnico de Seat debía conseguir colocar el motor longitudinal del Seat 124 en una posición transversal y acoplarle una caja de cambios para esta disposición y que soporte el par. Se lanzó con un motor de 67 CV que le dio el nombre de Seat 1200 Sport.
Seat Fura Crono
En 1981 llegó el sucesor del 127, el Seat Fura. No pasó ni un año y la firma de dio una personalidad deportiva, con la denominación Fura Crono. Este modelo incorporaba molduras negras en todo el frontal y empleó un motor de 1.438 cm3, con una potencia de 75 CV. Con solo 760 kilos de peso, contaba con una gran relación peso/potencia que le permitía ser ágil, rápido y era fácil de conducir.
Seat Ibiza SXi
La versión deportiva del Ibiza tardó cuatro años en llegar tras el lanzamiento inicial. Sobre el motor 1.5 existente, los ingenieros del Centro Técnico de Martorell llevaron su potencia hasta los 100 CV. La denominación fue Ibiza SXi, con la «i» en honor a la inyección, y la «X» por el doble circuito de frenos dispuesto en X.
Siguiendo los pasos del Fura Crono, este Ibiza añadió amplios aletines, estriberas y bandas laterales en negro, junto con los paragolpes del mismo color. Rápido y fácil de conducir, este Ibiza SXi no solo era un deportivo sino que se beneficiaba de otro aspecto clave: su gran nivel de equipamiento.
Seat Ibiza GTI
Esta segunda generación creció hasta los 3,8 metros y demostró que podía ser un verdadero GTI. La nueva plataforma le permitía ser un compacto por fuera, y grande por dentro. Además, las tradicionales líneas rectas se tornaron redondeadas y aerodinámicas.
Rápido y ágil, montaba un motor de inyección de dos litros, el de mayor cilindrada de sus rivales. Con un peso de 1.010 kilos y un gran comportamiento, podía plantar cara a modelos de un segmento superior con sus 115 CV. En 1994, ganó potencia con un segundo motor bajo la sigla GTI, un 1.8 16v de 130 CV.
Seat Ibiza FR
Desde la tercera generación, FR se convirtió en la denominación deportiva de la marca. Hoy en día, la quinta generación del Ibiza continúa con esta tradición, ofreciendo versiones FR. Sorprende por sus prestaciones gracias a su motor 1.5 TSI de 150 CV, pero también existe un Ibiza 1.0 FR de 110 CV.
El nuevo Ibiza estrena iluminación Full LED en el segmento, asistente para atascos, frenada automática en ciudad, control de crucero adaptativo o reconocimiento de fatiga.
