Aunque no lo veas en acción, el anticongelante es uno de esos héroes anónimos que trabajan en las sombras para mantener tu coche en perfecto estado. Este líquido no solo evita que el motor se recaliente en pleno verano, sino que también asegura que el agua del sistema de refrigeración no se congele en las frías mañanas de invierno. Pero, ¿sabías que su papel va mucho más allá de eso?
Además de estabilizar la temperatura, el anticongelante protege el motor de la corrosión, evita la formación de depósitos calcáreos y alarga la vida útil de todo el sistema de refrigeración. Sin él, tu coche podría pasar de ser una máquina eficiente a un rompecabezas mecánico lleno de problemas.
2¿Qué lleva un buen anticongelante?
No todos los anticongelantes son iguales. Un buen producto debe cumplir con ciertos parámetros esenciales para garantizar el rendimiento del sistema de refrigeración. Estos son algunos de los más importantes:
- Baja temperatura de congelación : Esto evita que el líquido aumente de volumen con el frío, lo cual podría dañar el circuito.
- Alta temperatura de ebullición : El anticongelante debe soportar más de 100 °C sin desintegrarse, idealmente hasta los 197 °C en estado puro.
- Propiedades anticorrosivas : Ayudan a proteger las piezas metálicas del motor contra la oxidación.
- Viscosidad baja : Para que fluya con facilidad por el circuito.
- Poca formación de espuma : Las burbujas pueden taponar el sistema, así que es esencial que desaparezcan en menos de cinco segundos.