Aunque no lo veas en acción, el anticongelante es uno de esos héroes anónimos que trabajan en las sombras para mantener tu coche en perfecto estado. Este líquido no solo evita que el motor se recaliente en pleno verano, sino que también asegura que el agua del sistema de refrigeración no se congele en las frías mañanas de invierno. Pero, ¿sabías que su papel va mucho más allá de eso?
Además de estabilizar la temperatura, el anticongelante protege el motor de la corrosión, evita la formación de depósitos calcáreos y alarga la vida útil de todo el sistema de refrigeración. Sin él, tu coche podría pasar de ser una máquina eficiente a un rompecabezas mecánico lleno de problemas.
3Tipos de anticongelantes: orgánicos vs. inorgánicos
No todos los anticongelantes están cortados por el mismo patrón. Existen dos grandes categorías que se diferencian principalmente por sus compuestos y propiedades:
- Inorgánicos : Son los más tradicionales y suelen tener un color azul o verde. Utilizan silicatos como aditivos anticorrosivos, pero estos tienden a degradarse con el tiempo. Se recomienda cambiarlos cada dos años o cada 40.000 kilómetros.
- Orgánicos : Más avanzados tecnológicamente, estos anticongelantes emplean aditivos biodegradables que son más duraderos y respetuosos con el medio ambiente. Suelen tener un color rojo o rosa y pueden durar hasta cinco años o 80.000 kilómetros.
Si valoras la sostenibilidad y la eficiencia a largo plazo, los orgánicos son la mejor opción.