Los radares de la DGT son uno de los mecanismos más temidos por los conductores, tanto por los que cumplen rigurosamente las normas, como por los que se saltan el límite de velocidad a la ligera. Nadie está libre de tener un despiste y llevarse como suvenir de su viaje una multa de velocidad.
Pese al gran debate que generan estas herramientas de control, los conductores saben muy poco sobre su funcionamiento real y su historia. Hoy ha llegado el día de conocer más acerca de estas temidas herramientas de la Dirección General de Tráfico (DGT).
4Todos los radares tienen un umbral de tolerancia
Pese a sus evolucionados sistemas, todos estos cinemómetros, sean fijos o móviles, deben contar con un umbral de tolerancia para sus resultados. Todos los mecanismos de medición tienen un margen de error, y por muy pequeño que sea, lo más justo, sobre todo en estos casos en los que van asociadas multas económicas, es incluir un margen de tolerancia.
Para que el radar salte un coche ha tenido que superar la velocidad máxima permitida, incluyendo el umbral de tolerancia. Este umbral no es fijo, varía en función de la velocidad máxima permitida de la vía y del tipo de radar. La Ley de Circulación regula ese margen de error basándose en una norma conocida como la ‘regla del 7’. Esto implicaría que una carretera con límite de 90 km/h como pueden ser las nacionales un radar saltaría a los 97 km/h, o en el caso de una autovía limitada a 120 km/h, la foto saltaría cuando se circule a 128,4 km/h.